Las siete grandes economías del mundo se han reunido este fin de semana. Los ministros de Exteriores del G7 han apoyado la extensión del acuerdo para la exportación de cereales a través del mar Negro y al mismo tiempo han condenado el uso de los alimentos por parte de Rusia como «instrumento geopolítico de coerción».
«Seguiremos condenando en los términos más fuertes la ilegal, no provocada e injustificada guerra de agresión contra Ucrania.(…) Estamos profundamente preocupados por el devastador impacto de la guerra en la seguridad alimentaria global», han declarado los ministros en un comunicado. El grupo intergubernamental ha enfatizado su apoyo a la recuperación económica y reconstrucción de Ucrania a través de compartir experiencias, habilidades y conocimientos respecto al desminado de tierras agrícolas y a la reparación de la infraestructura agrícola destruida en la guerra.
Rusia y Ucrania firmaron el 22 de julio un acuerdo tras la mediación de Turquía y Naciones Unidas para desbloquear la exportación de grano y fertilizantes, pacto que quedó interrumpido brevemente por las acusaciones de Moscú contra Kiev por supuestas amenazas a la seguridad del corredor. Finalmente, Moscú anunció su vuelta al acuerdo tras citar «garantías» ucranianas, si bien Kiev negó haber realizado concesiones. El G7 también ha dado especial importancia a diversificar las cadenas de suministro agrícola y adoptar prácticas más respetuosas con el medioambiente para lograr sistemas resilientes y sostenibles. En una declaración conjunta, las siete grandes economías del mundo condenaron el impacto que está teniendo la invasión rusa de Ucrania sobre la seguridad alimentaria, pero recordó que incluso antes de esa guerra el hambre crónico afectaba a 828 millones de personas.
Los problemas experimentados en las cadenas de suministro durante la pandemia, los costes crecientes y un peor acceso a materias clave como los fertilizantes, «han dejado más clara que nunca la importancia de adoptar una perspectiva amplia de los ‘sistemas alimentarios'», expone la declaración. Para lograr una agricultura más sostenible a largo plazo, los titulares del G7 consideran que es importante «diversificar las cadenas de suministro internacionales, regionales y locales» para fortalecer los recursos y producciones agrícolas de cada país y que el impacto de factores externos sea menor para los que tienen una mayor dependencia de las exportaciones alimentarias.
El Grupo de los Siete también destacó su compromiso para el desarrollo de un comercio «justo, abierto, transparente, predecible, no discriminatorio y basado en las leyes», así como una mayor disponibilidad de dietas saludables a precios asequibles. Con el crecimiento demográfico mundial en mente, los ministros de Agricultura del G7 señaló además la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y revertir la pérdida de biodiversidad teniendo en cuenta la «alta interdependencia de la adaptación y mitigación del cambio climático» y la agricultura.