El desplome fue mucho mayor que el que se produjo en el caso de las compraventas en general -no todas las operaciones requieren de financiación- que cayeron un 11,4% hasta las 45.630, según los datos del Colegio de Registradores. Sin embargo, la política monetaria no es el único elemento que afecta de forma negativa a la actividad. A la incertidumbre que genera la parálisis económica de la Eurozona, donde se encuentran los principales socios económicos de España, se suma el incremento del precio del petróleo, que firmas como Bank of America o Goldman Sachs sitúan por encima de los 100 dólares de aquí a final de año. De acuerdo con los cálculos del Banco de España (BdE), cada aumento del 10% del precio del petróleo restaría 0,07 puntos al crecimiento de la economía nacional el primer año y llegaría a mermar 0,25 puntos el avance en el tercer año.
De todos los indicadores que se verían afectados por este escenario, la inversión en vivienda sería el que más sufriría, al retroceder 0,31 puntos el primer ejercicio, 0,57 puntos el segundo y hasta 0,74 puntos el tercer ejercicio. Fuentes financieras explican que el incremento del precio del petróleo ocasiona una reducción en la renta disponible real de los hogares como resultado del mayor nivel de precios. Ante esa menor renta, los hogares ajustan su gasto tanto en términos de consumo como de inversión en vivienda. En euros, la reducción es mucho mayor en el consumo que en la inversión en vivienda, pero dado que esta última es un agregado de menor cuantía, en términos proporcionales la reducción es finalmente mayor en vivienda que en consumo.
El encarecimiento de la energía preocupa al sector de la construcción, que viene lidiando con este problema desde el verano de 2021 y que sigue padeciendo unos costes de los materiales que, pese a haberse estabilizado, se mantienen en zona de máximos. Sanz, secretario general de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC), señala que el precio de los combustibles, en concreto, afecta más negativamente a la obra pública que a la edificación. Al mismo tiempo, el aumento de los tipos golpea sobre todo a la actividad de promoción porque dificulta las ventas.
El sector de la construcción ve, así, con preocupación la mezcla de todas las variables anteriores, del precio de los materiales, del petróleo, los tipos de interés o la falta de personal, porque todas ellas merman sus márgenes. «Una empresa constructora siente que un año ha sido bueno si consigue entre un 4 y un 5% de resultado. Con este margen tan justo, cualquier variación en las previsiones de costes te puede destrozar el año», apunta Sanz. Más aún ante la fuerte competencia que existe a nivel nacional. A esto se suma el problema «bastante notorio» de falta de mano de obra especializada. Según el Instituto Nacional de Estadística, la hostelería, la agricultura y la construcción son las actividades más afectadas actualmente por la escasez de personal.