En el auge de edición de novelas policiacas, negras y de misterio, la publicación de los autores que pusieron las bases del género se han multiplicado y tenemos la oportunidad de releerlos y de valorar lo que supusieron en su momento y descubrir unas narraciones que continúan atrayendo porque son vivas, originales y sus personajes se alejan del modelo patológico, tan frecuente en escritores actuales.
El caso de Ellery Queen es original: se trata de dos autores que forman parte de la escuela americana de la primera mitad del siglo XX, tan distinta de la inglesa. Sus nombres auténticos son Emanuel Benjamin Lepofsky y Daniel Nathan y adquirieron el seudónimo con que se les conoce al presentarse a su primer concurso literario, pero a la vez es el nombre que adoptaron para el protagonista de sus novelas, un investigador que escribe sobre los casos que ha resuelto y que aparece en escena junto con su padre Richard Queen, inspector de policía de Nueva York.
Son dos personajes bien perfilados tanto en el aspecto físico, como en el carácter y en su forma de ser y de reaccionar y protagonizaron un buen número de novelas.
En “El misterio de los hermanos siameses” se encuentran los dos viajando en coche, en una especie de vacaciones en Arrow Mountain, cuando les sorprende un incendio que los va empujando a la parte alta de la montaña para poder huir de las llamas, la carretera se acaba en la cumbre donde hay una casa aislada en la que tienen que refugiarse necesariamente. Allí se encuentran a un célebre médico, con su mujer y su hermano y un ayudante, aparte de dos miembros de la servidumbre. No son aparentemente bien recibidos, pero los aceptan con educación. A la mañana siguiente el médico aparece muerto -asesinado- con un naipe en las manos ya que es muy aficionado a todo tipo de juegos.
La situación es peculiar: nadie ha podido venir de fuera, por lo que el asesino debe ser uno de los presentes y tampoco ha podido huir ya que están aislados, por lo sigue con ellos. El inspector se hace cargo del caso con el hijo investigador.
Van dando palos de ciego porque las pistas llevan de un sitio a otro marcando responsables y hay que ir rectificando constantemente sin quedar claramente satisfechos. La lógica del padre es distinta de la del hijo, pero el que arregla las situaciones y las hace avanzar siempre es Ellery. Al final, después de haber jugado un poco con el lector se llega a una solución no fácil de descubrir, por lo que la intriga no desaparece en ningún momento del relato.
Bien escrita, animada. No puede faltar en ninguna biblioteca del género.
El misterio de los hermanos siameses
Ellery Queen
Who editorial, (2022)
314 págs.