Poco antes de la apertura del mercado de renta variable, a las 8.41 horas, el oro ha alcanzado los 2.009,10 dólares por onza, a la espera de la apertura de las bolsas europeas, cuyos futuros anticipaban pérdidas de más del 1% tras la compra del banco suizo Credit Suisse por parte de UBS. No obstante, poco después, a las 10.30 horas, el precio de la onza de oro reduce sus avances y cotiza a 1.995,18 dólares.
En las últimas sesiones, el oro ha subido con fuerza ante la crisis bancaria desatada tanto en EEUU. como en Europa, por la quiebra del banco estadounidense Silicon Valley Bank y los problemas del suizo Credit Suisse. El miedo a una crisis bancaria ha hecho tambalear al mercado de renta variable, y ha activado la huida de los inversores hacía valores refugio como el oro, la deuda, o el bitcóin.
El oro tocó su máximo histórico en agosto de 2020, cuando cotizó en 2.075 dólares. Con la invasión de Ucrania, en marzo de 2022, llegó hasta los 2.070 dólares.
En plena época de incertidumbre, el oro intenta subir al podio y coronarse como uno de los activos más importantes. Así es como tras semanas de turbulencias en los mercados, gran parte de los inversores hacía valores refugio como el oro, la deuda, o el bitcoin, dejando al oro en uno de sus momentos clave en la historia. Expertos y analistas han explicado a este medio que este ‘boom’ por el oro se ha dado por básicamente dos razones claves: la liquidez y su buen comportamiento en este tipo de contextos.
Cuando se activa el pánico vendedor en la renta variable, los inversores suelen refugiarse en valores considerados seguros como el oro, que desde el pasado jueves, cuando estalló la crisis del Silicon Valley Bank en EEUU se revaloriza más del 8% y cotizaba en torno a 1.960 dólares la onza. El metal precioso llegó a superar el nivel de 1.900 dólares por onza por primera vez desde principios de febrero, y este lunes nuevamente llega a cifras máximas.
Otro de los activos que se ha visto beneficiado por estas turbulencias de la renta variable a nivel mundial ha sido la renta fija que, no obstante, no ha estado exenta de una fuerte volatilidad. Ante el desplome de las bolsas, los inversores han registrado una importante demanda de estos títulos, lo que ha provocado una subida de sus precios, y una caída de la rentabilidad, explican los expertos.