Así, el volumen de negocio generado por la prestación de este tipo de servicios experimentó incrementos del 10,3% en 2021 y del 13,4% en 2022, hasta situarse en 2.240 millones de euros en este último año.
La actividad de servicios de ayuda a domicilio genera la mayor parte del negocio, con una cifra de 2.050 millones de euros, es decir, un 14,4% más que en 2021, y suponiendo una participación del 91,5% sobre los ingresos totales. Por su parte, los ingresos por la prestación de servicios de teleasistencia experimentaron un aumento del 3,8% en 2022, hasta situarse en 190 millones de euros.
El número total de usuarios de servicios asistenciales a domicilio alcanzó 1,68 millones de personas al cierre de 2022, tras incrementarse un 3,4% en 2021 y un 4,6% en 2022. De este total, el 62,5% corresponde a usuarios de servicios de teleasistencia, con 1,05 millones de personas, mientras que el 37,5%, es decir, unos 630.000 usuarios, son usuarios de servicios de ayuda a domicilio.
Las perspectivas para el sector son muy positivas, esperando que la actividad siga impulsada por el progresivo envejecimiento de la población y la mayor propensión al cuidado de los mayores en domicilios frente a la atención residencial. Esta tendencia se verá previsiblemente reforzada por el incremento de las dotaciones económicas de las Administraciones públicas. Así, la facturación sectorial podría crecer en torno a un 8% en 2023.
El sector está compuesto por un amplio número de operadores de pequeña dimensión que cuentan con una actividad local o regional, contratando en muchas ocasiones con una sola Administración pública. Junto a éstos, opera un reducido número de grupos empresariales y entidades de tamaño mediano y grande, los cuales cuentan con un fuerte posicionamiento en el mercado.
Los cinco primeros operadores reunieron en 2022 una cuota conjunta del 45% sobre el valor total del mercado, participación que se situó cercana al 60% al considerar a los diez primeros.