Y López, cuyos favores y somo se las gasta son conocidos, no se ha hecho esperar. Nada mas liquidar a Lobato se ha postulado como candidato a presidir la federación socialista madrileña y sin esperar a mas nada ha enumerado sus objetivos y ambiciones
«Nos vamos a divertir” ha sido su mejor frase, porque desde el inico de suintervencio en la sede socialista de “Centro” ha anunciado que irá al choque, porque vencer a Diaz Ayuso es una «misión de servicio público» en una región gobernada por la derecha de manera ininterrumpida desde hace casi 30 años. Su misión es una «causa colectiva», en la que quiere aunar voluntades, sumar complicidades, «unir» al partido en Madrid tras la salida de Lobato y movilizar a la «mayoría social» progresista que no va a votar.
Para ello y según su propia opinión aporta su «experiencia» tras 28 años como militante del PSOE y tras haber trabajado del lado de Rodríguez Zapatero, Pérez Rubalcaba y Sánchez, si bien admite que ha cometido «errores», pero que está listo para entrar al combate contra Ayuso.
Sus palabras lo dejan aún mas claro: «quiero anunciar mi decisión de dar el paso para presentar mi candidatura para el secretario general del Partido Socialista de Madrid- Esta es una decisión estrictamente personal, pero es una misión colectiva. Es más, lo entiendo como una misión de servicio público, provocar el cambio en Madrid. Porque Madrid se ha convertido en el epicentro de un modelo de la peor política. La política de la corrupción, del bulo, de la mentira, la política de Isabel Díaz Ayuso y del Partido Popular de Madrid».
Llevo muchos años en esto y conozco muy bien las técnicas de la derecha, de la ‘fachosfera’, conozco muy bien cómo se dedican a insultar, a destrozar al rival, a lanzar bulos, a lanzar mentiras».
DE cualquier forma un a cosa es llegar y anunciar lo que ya se sabía, y otra muy distinta plantar batalla día a día, cuando además se es ministro de un gobierno inundado de corrupción y con miles de frentes abiertos que ya de por si te ocupan todo tu tiempo. Estamos pues ante una apuesta de mucho riesgo y en la que puede pasar de todo, puesto que lo único que sabemos es que la porquería va a flotar en todos los rincones posibles y no posibles, ese el estilo del candidato y esa su forma de actuar por donde ha pasado.