Y es que la realidad sobre el emprendimiento español es que se crean una media de 8.000 empresas mensualmente y se disuelven aproximadamente 2.000, según datos del INE & EPData correspondientes al pasado mes de octubre. En esta línea, el Observatorio Nacional Tecnológico destaca que solo el 0,9% de las empresas son gacelas, es decir, crecen un 25%, y el resto deben tener paciencia.
Ante este panorama, hay que tener en cuenta que existen obstáculos para emprender en el mundo digital. Uno de los principales desafíos es que nos enfrentamos a la necesidad de desempeñar múltiples roles y tareas tales como facturación, marketing, dar el servicio, atender al público… Esto incluye cosas que nos gustan y también otras que odiamos. Es decir, cuando se empieza se tiene que hacer de todo. Resulta muy importante tener en cuenta al emprender que la economía personal y la de la empresa son lo mismo, salvo que se cuente con dinero o con un inversor. El plazo dependerá del proyecto, pero esto es sencillo: si la empresa genera dinero, cobras, y si no produce beneficios, no cobras. Aunque parezca obvio es un factor que se debe considerar ya que tiene un papel muy importante a la hora de hacer las cuentas iniciales y cómo afectarán al desarrollo del negocio.
Existe la falsa creencia de que en internet todo es gratis y esto no es cierto. Emprender online cuesta dinero. Puede que montar una tienda en línea sea barato en estos momentos, pero para que venda necesitamos SEO, SEM, email marketing… y todo eso cuesta dinero. Así que estamos en disposición de afirmar que internet no es gratis.
Debido a la legislación y fiscalidad española, es imposible lanzarse al emprendimiento sin un plan sólido o una base de clientes previa ya que las cuotas de la Seguridad Social y los impuestos hay que pagarlos siempre, aunque no haya beneficios y tengas problemas. En este sentido, emprender en nuestro país requiere facturar un mínimo desde el principio o tener previamente ahorrado dinero.
Algo que todos los empresarios debemos hacer es formarnos y adaptarnos rápidamente; esto suena muy bien, sobre todo si estamos motivados porque se hace mejor, pero en la práctica la realidad es otra y hay que formarse y adaptarse al mismo tiempo que se da el servicio y se realizan unas cuantas cosas más.
Otro de los tópicos que se vende cuando hablamos de emprendimiento es lo de trabaja lo que quieras, pero no es así: las ocho horas no existen, al menos los primeros años. Quizás sin la carga fiscal de España se pueda trabajar menos, pero un emprendedor que quiera crecer debe trabajar más que solo para mantenerse. Y la razón no es otra que se tiene que hacer de todo. También escuchamos muy recurridamente “trabaja cuando quieras”, sin embargo, tampoco es así, ya que quien realmente manda en el horario de trabajo es quien te paga las facturas. Y por muy asincrónica que sea tu comunicación con los clientes hay ciertas cosas que requieren coordinación y coincidir en horarios.
Uno de los problemas más grandes que enfrentan los emprendedores al principio es el entorno. Y es que un emprendedor nunca debe compararse con las personas de su alrededor que no son emprendedores ya que no suele ser valorado en su entorno cercano y nunca debe hacer comparaciones porque los ritmos de trabajo, así como los horarios son diferentes, sobre todo al principio, al igual que ocurre con la desconexión total del trabajo. Y en este punto nos damos cuenta de que un negocio, sea cual sea, no es escalable si no aprendemos a delegar. Aunque resulte difícil y requiera muchos procesos intermedios, es la clave para poder seguir manteniendo la vida personal de cada uno de los emprendedores. Otra tarea difícil es priorizar ya que en la mente del emprendedor suele parecer que todo es importante. Tendemos a darle a las cosas más importancia de la que realmente tienen. Aprender a priorizar es algo que se logra con el tiempo y llegará un momento en que incluso utilizando los fines de semana no alcanzarás a hacer todo.
Además, el emprendedor debe distinguir muy bien lo posible de lo viable. Existen casos en los que un negocio es posible ponerlo en funcionamiento, pero no es viable ni escalable, ya sea por temas económicos o por desgaste personal. Es por ello que resulta fundamental analizar la viabilidad de un proyecto a largo plazo.
Emprender es un estilo de vida con el que esta cambia por completo porque, aunque hayas aprendido a delegar o a priorizar, eres emprendedor 24/7, lo que significa que estás disponible para tu negocio siempre que lo necesite. Sin embargo, no todo va a ser trabajar. Es necesario mantener un equilibrio entre la vida personal y profesional. Y cuando algo te gusta y estás ilusionado es muy fácil dejarse llevar por el camino del emprendimiento, sobre todo si el crecimiento es exponencial y ves que da resultados. El sendero del emprendedor tiene altibajos continuamente, pero incluso cuando sube, podemos tener problemas por exceso de trabajo y estrés laboral. Es muy importante mantener la salud psicológica y suele ser un problema común en emprendedores a los que les va bien y no han aprendido a equilibrar la balanza y a delegar.