En concreto, este año se han revisado más de 13.000 km de líneas de media y alta tensión, se han realizado más de 3.000 inspecciones en subestaciones y 19.000 en centros de distribución, a las que se suman labores de tala y poda alrededor de 12.000 km de líneas aéreas. Con 319.000 km de red, muchos de ellos aéreos, distribuidos por una extensión cercana a los 195.500 km2, la infraestructura eléctrica gestionada por e-distribución, la filial de redes de Endesa, está expuesta a las inclemencias climáticas a las que se hace frente con inversiones para reforzar y digitalizar la red y planes de emergencia para hacer frente a fenómenos climatológicos extremos.
Durante la DANA que el pasado mes de octubre azotó amplias zonas del Mediterráneo, Andalucía y Aragón, e-distribución movilizó más de 800 trabajadores para atender las incidencias y reponer cuanto antes el servicio en diversos puntos afectados por el temporal en Andalucía, Extremadura, Cataluña, Aragón y Baleares, zonas en las que gestiona la red de distribución. Durante este excepcional episodio meteorológico se utilizaron más de 40 grupos electrógenos para devolver la luz a las localidades en las que las dificultades de acceso retrasaban las reparaciones.
Sólo un año antes, la borrasca Bernard, con vientos de más de 140 Km/h derribó 287 torres eléctricas, rompió más de 300 cables y provocó la caída de 98 árboles sobre las infraestructuras eléctricas de la red de e-distribución en Andalucía, otro ejemplo del impacto que los fenómenos meteorológicos cada vez más extremos tienen en la red eléctrica. Prevenir, prepararse y responder
En este contexto, una vez se confirma la llegada de un fenómeno meteorológico extremo y gracias a los sistemas automáticos de gestión de red disponibles en los cinco centros de distribución de Endesa, los cerebros que controlan la red las 24 horas del día y los 365 días del año, se puede evaluar en minutos la situación de la red y actuar directamente en remoto para resolver las incidencias de forma mucho más rápida. Los equipos eléctricos automatizados ubicados en los tramos de red actúan de forma autónoma, semi autónoma o comandados por los expertos. El objetivo principal de esta fase es devolver el suministro eléctrico lo antes posible (minutos), a través de rutas eléctricas alternas. También se aíslan eléctricamente los tramos afectados o caídos, con el fin de evitar riesgos.
En otros casos es necesario desplazar a técnicos de mantenimiento a la zona para reparar las incidencias. Se trabaja en colaboración con otros servicios de emergencia, con los que se coordinan las labores de actuación y se refuerzan además las brigadas con retenes que trabajan sobre el terreno para recuperar el suministro. Otro elemento clave es la instalación de grupos electrógenos en los lugares donde se prevé una mayor duración de las reparaciones por la magnitud de los daños o las dificultades de acceso.