Es ese momento, en el que necesariamente se ha de tomar una decisión, la primera que es la de votar o no votar. A partir de ahí arrancan otra serie de decisiones que responden a la libertad de pensamiento del ser humano y que termina cuando ese ciudadano deposita el voto, su voto en la urna correspondiente.
Y en esas estamos tras varios meses de agotadoras campañas electorales en las que unos y otros han repetido hasta la saciedad todo tipo de argumentos sin que por ello hayan dado muestras de agotamiento. Los únicos hartos y cansados somos los ciudadanos que llegado este momento necesitamos descansar de tanta mentira, tanta pelea egoísta y egocentrista en que se ha convertido el debate político en nuestro pais.
Los expertos dicen que todo se globaliza, pero dudo mucho que en otros países sufran esta inflación electoral en la que no pasa un día sin que alguien de algún partido no diga una nueva tontería para que los ciudadanos no nos olvidemos de ellos y de lo mucho que en teoría deberíamos de importarles.
Y es que, este sistema político no es consecuente con la vida de los ciudadanos. Los políticos obligan a los habitantes de la piel de toro a una constante toma de posición, porque su estilo de gobernar no es el de responsables de la buena marcha de su pais. A ellos solo les preocupa lo suyo: su señora, su bolsillo, sus amistades y al resto de los ciudadanos que les vayan dando las sobras, porque no son importantes, salvo cuan do llegan estas fechas electorales.
Así que la vida del ciudadano se divide entre dos momentos los con elecciones y los de sin cita electoral. Los primeros son tensos porque todos llaman a tu puerta para que les des su confianza con tu voto y los segundos depende de la situación de cada uno, pero en general son de abandono total porque, en esos momentos, les importamos un pimiento.
De todas formas, entraos en horas de reflexión y que cada uno actue en conciencia y vote lo que piense que es lo mejor para su pais.