Dado que no está previsto que el banco presente sus proyecciones económicas este mes, y que la subida de tipos en julio se da prácticamente por hecho, los mercados deberían prestar atención al tono de los comunicados del Consejo de Gobierno. En junio, el banco sorprendió a los mercados al comprometerse de antemano con otra subida de tipos en julio. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, adoptó también un tono agresivo y señaló que los responsables de la política monetaria aún tienen «terreno por recorrer», haciendo también hincapié en el sólido comportamiento del mercado laboral de la eurozona y en los retos que esto podría suponer para la lucha contra la inflación.
La situación ha cambiado algo desde entonces. El discurso desinflacionista ha adquirido mayor reconocimiento a nivel mundial, sobre todo tras una serie de sorpresas inflacionistas a la baja en las principales economías, especialmente en Estados Unidos. Al mismo tiempo, la actividad económica se ha ralentizado en la eurozona, tal y como evidencian los datos del índice PMI. El índice PMI compuesto se situó por debajo del nivel clave de 50 por primera vez en seis meses en junio (49,9), y cayó al nivel de 48,9 en julio, un nivel inferior al previsto. Los datos duros ofrecen un panorama igualmente desalentador, ya que tanto las ventas al por menor como la producción industrial decepcionaron en mayo. El primer indicador se ha mantenido plano en cada uno de los dos últimos meses, mientras que el segundo registró su mayor caída interanual desde octubre de 2020 (-2,2%).
Las últimas declaraciones de los responsables de la política monetaria también ha captado la atención del mercado, sobre todo las del halcón Klaas Knot, quien declaró a principios de julio que subir los tipos más allá de este mes «sería como mucho una posibilidad, pero en ningún caso una certeza». Esto causó un revuelo temporal en las valoraciones del mercado, aunque desde entonces esta tendencia se ha revertido bastante. Sin embargo, lo vemos como una señal de que los halcones (término que se utiliza para describir a los que se inclinan por una política monetaria más restrictiva) pueden estar cambiando de plumaje, y podrían ser menos contundentes a la hora de presionar para un endurecimiento adicional.
Creemos que hay argumentos suficientes para volver a un enfoque dependiente de los datos, aunque nuestro escenario base supone al menos una subida más de tipos por parte del BCE después de julio, muy probablemente en septiembre. La inflación subyacente está justo por debajo de sus máximos y, con un 5,5% en junio, se mantiene por encima del doble del objetivo del banco. En su intervención en la conferencia anual del BCE celebrada en Sintra a finales de junio, Lagarde declaró que el banco «no puede cantar victoria todavía», y volvió a referirse a la cuestión de los costes laborales unitarios (que fue una parte importante de la fuerte revisión al alza de las previsiones de inflación subyacente en junio). Los últimos comunicados del banco central indican que la rigidez del mercado laboral sigue siendo una de sus principales preocupaciones. Teniendo esto en cuenta, creemos que el BCE será cauteloso a la hora de poner fin al ciclo de endurecimiento demasiado pronto.
Dicho esto, creemos que esta semana se hará hincapié en la dependencia de los datos, y no creemos que se repita la situación de junio, cuando el BCE indicó explícitamente lo que iba a ocurrir en la próxima reunión. En nuestra opinión, Lagarde querrá encontrar un equilibrio entre señalar que el Consejo de Gobierno está dispuesto a seguir endureciendo la política monetaria y reconocer que ya ha hecho mucho. La distribución de la importancia en los comunicados de Lagarde podría ser clave para los mercados. Si reitera el mensaje de que «se prevé que la inflación se mantenga demasiado alta durante demasiado tiempo» y se centra en la fortaleza del mercado laboral podría considerarse como una postura agresiva. Por otro lado, si se centra en la debilidad económica podría indicar que el banco está menos dispuesto a endurecer la política monetaria que antes.
El tono que adopten los comunicados del banco debería ser crucial para el euro. Mientras que los mercados dan por hecho una segunda subida en los próximos meses, los inversores están indecisos respecto a la posibilidad de que se produzca una subida en septiembre. No prevemos que Lagarde confirme o descarte rotundamente una subida en la próxima reunión, aunque si el BCE hace que los mercados cambien sus expectativas en una u otra dirección, el euro debería tomar nota. La moneda común también podría reaccionar ante los indicios de un retroceso en las expectativas sobre los recortes de tipos. Dada la incertidumbre que rodea a la reunión de esta semana, es probable que se observe una mayor volatilidad en el euro tanto ante como después del anuncio de política monetaria del jueves, aunque quizás en menor medida que en la reunión de junio.
Cabe señalar que la encuesta sobre préstamos bancarios del BCE correspondiente al segundo trimestre se publicará el martes, dos días antes del anuncio de los tipos de interés por parte del banco. Dado que proporcionará al Consejo un contexto importante sobre la transmisión de la política monetaria, puede repercutir en el tono de los comunicados. Los indicios de una fuerte transmisión pueden contribuir a limitar el tono agresivo en los comunicados del BCE, mientras que una mayor resistencia de los datos podría fomentar un mensaje de línea más dura.
El BCE anunciará su última decisión política el jueves a las 14:15 horas CET, y la rueda de prensa tendrá lugar 30 minutos después.