Don Felipe, acompañado por la vicepresidenta primera, Calviño, y por el secretario general de la organización, Cormann, ha visitado este viernes la sede de la OCDE en París, la primera vez que lo hace como monarca aunque, como se ha encargado de recordar, ya estuvo como Príncipe de Asturias en 2007. El panorama de entonces ha resaltado, puede parecer «familiar al actual, pero los actores y el guion han cambiado mucho, volviéndose mucho más complejos». Entonces, ha añadido, no se podía saber que «tendríamos que enfrentarnos a una crisis financiera, una pandemia, una guerra en Europa, una situación de alta inflación y una crisis energética».
«Sabíamos que se estaba produciendo un cambio rápido» pero en ningún caso «lo profundo que sería y los graves e inesperados obstáculos a los que nos enfrentaríamos», ha proseguido Don Felipe, que ha intervenido en inglés ante los embajadores de los 38 países que componen la organización y conforman su Consejo.
Así las cosas, ha destacado la reacción de la OCDE ante la pandemia, proponiendo respuestas para «la protección de los trabajadores y el marco productivo», y su planteamiento para salir de ella, apostando por «contruir de nuevo y mejor» y que viene a traducirse en un «crecimiento fuerte, verde, digital e inclusivo». Ante la invasión rusa de Ucrania, la respuesta de la OCDE también ha sido «rápida e inequívoca, no solo condenando la agresión sino aislando a Rusia» de todas sus actividades y abriendo la puerta a una futura entrada de Kiev en el organismo, además de haberse comprometido con la futura reconstrucción del país. «En estos tiempos turbulentos, la OCDE ha demostrado ser una organización muy dinámica que responde rápidamente a todos los desafíos inesperados» y que se ha convertido en «una pieza central de la gobernanza mundial», ha resaltado Felipe VI.
El monarca ha reconocido que «la situación sigue siendo compleja» y ha querido poner en valor los planteamientos que está realizando la OCDE para solventar cuestiones como la elevada inflación, apostando por «estímulos financieros dirigidos para proteger a los segmentos más expuestos en nuestras sociedades» o su trabajo junto con la OMC para «evitar el proteccionismo y defender el comercio abierto cuando la globalización ha mostrado varias carencias».
Por otra parte, el Rey también ha querido poner en valor el Centro de Desarrollo de la OCDE, que visitará esta tarde, y ha defendido la necesidad de que desde el organismo se siga trabajando para «extender la democracia a personas cuyos sistemas políticos y económicos pueden ser distintos a los nuestros».
Esto significa, ha añadido, «un esfuerzo renovado por construir puentes con todos los países emergentes y en vías de desarrollo», una labor que está llamado a desempeñar precisamente el Centro de Desarrollo. En este punto, el Rey se ha felicitado de que la OCDE haya establecido una «asociación» con África en lugar de un programa con la vista puesta en «la confianza mutua». «Con África es el momento de ‘cocrear’, de tratar con el otro en pie de igualdad, de trabajar buscando abiertamente el bernefio mutuo y los intereses comunes». Para ello, ha dicho a los miembros de la OCDE, pueden contar con España «como socio con una fuerte voluntad de ayudar a sus vecinos, de lidiar con el rápido crecimiento demográfico que están experimentando y que debería verse combinado con un crecimiento económico sostenible incluso mayor».
Don Felipe ha concluido su intervención recalcando que «España está profundamente orgullosa de ser un miembro activo de la OCDE, siempre comprometido con mejorar las políticas para mejorar las vidas».