Según Fitch, las calificaciones de España están respaldadas por su «economía grande, diversificada y de alto valor agregado e instituciones sólidas respaldadas por su membresía en la eurozona e indicadores de gobernanza». «A pesar de los obstáculos externos, los superávits en cuenta corriente han persistido». Además, la perspectiva estable refleja la opinión de Fitch de que el nuevo gobierno de España continuará implementando políticas ampliamente alineadas con el Plan nacional de Recuperación y Resiliencia del país.
En cuanto al crecimiento, se prevé que se coloque por encima del promedio de la eurozona. Fitch estima que la economía española se moderará al 1,7% en 2024 desde el 2,3% en 2023, aunque todavía por encima del crecimiento promedio de la eurozona del 0,6% en 2023 y del 1,1% en 2024.
«Debido al crecimiento económico más débil de socios comerciales clave, el PIB general de España seguirá estando impulsado por la demanda interna. El impacto de los mayores tipos de interés pesará más en la demanda a partir del cuarto trimestre de 2023», calculan. La agencia también espera una menor contribución del consumo privado, «pero persistirá cierta resiliencia, dada la mejora de los balances (en comparación con antes de la pandemia) de los hogares españoles, donde el ahorro bruto medio se mantiene por encima de la tendencia y los niveles de deuda han bajado».
Por su parte, la inversión del sector privado seguirá siendo débil, aunque compensada por el impacto neto positivo de los fondos del NGEU en la inversión fija bruta.
El pronunciamiento de Fitch se produce días después de que Moody’s emitiera el pasado viernes un comentario, que no informe de revisión crediticia, en el que advirtió que los acuerdos políticos tienen un impacto negativo sobre el crédito soberano, ante el incremento del riesgo político.