Esto significa que a cierre del año pasado un total de 77.455 millones tenían ya destino o dueño asignado, el 96% de la dotación con que contaban inicialmente el programa y la parte de la Adenda destinada a transferencias no reembolsables (80.661 millones en conjunto). Hay, sin embargo, una cifra que muestra la otra cara del programa, la de las dificultades que supone para algunas empresas acceder a este dinero (por la complejidad de los trámites o por desconocimiento) y que les lleva a desistir de su solicitud. Esos fondos europeos sin reclamar por falta de proyectos ascendían a finales de diciembre a 11.916 millones, el 19,1% del total de subvenciones previstas por el programa.
Los cálculos forman parte del informe “Transformación estratégica: análisis y ejecución del PRTR hasta diciembre de 2024”, elaborado por LLYC. El ministro Cuerpo, aseguró en diciembre que dos de cada cinco euros de los desembolsos de los NGEU van a parar a las pequeñas empresas. Para las que finalmente no han optado a esta financiación, las trabas burocráticas han supuesto en muchos casos un muro infranqueable, según la patronal Cepyme. Sólo en el último año se generaron 377 millones de euros en remanentes -ese dinero que se queda sin destino por falta de demandantes-. Además, se estima que al ritmo actual otros 3.500 millones podrían quedarse sin ejecutar, elevando el total de remanentes a más de 15.400 millones.
Este dinero sólo podrá aprovecharse para nuevas convocatorias o licitaciones después de julio de 2026 (cuando concluye el programa) si el Gobierno español cumple todos los hitos y objetivos acordados con la Comisión Europea. Si no, se perderá. En su estudio, la consultora explica que el año pasado fue el de «mayor eficacia» en el funcionamiento del programa. El hecho de que se hubieran concedido ya cantidades importantes los ejercicios anteriores hizo, sin embargo, que se comprometiese un importe más reducido de subvenciones, con solo 12.025 millones. Esta cantidad apenas equivale al 15,5% del total de las acordadas desde el inicio del plan en 2021. Si las transferencias fueron tirando, también lo hicieron los préstamos de la adenda -créditos en condiciones ventajosas, pero que tienen que devolverse-. El dinero comprometido por esta vía ascendía a un total de 53.216 millones a finales del año pasado, lo que supone el 64% de los 83.140 millones que fueron dotados.
Entre préstamos y subvenciones con cargo al Plan de Recuperación el 31 de diciembre tenían un destino fijado unos 130.671 millones. Son el 80% de los 163.801 millones de euros otorgados por la Unión Europea al país como instrumento de recuperación tras la pandemia de Covid. «Esto consolida a España como uno de los países de la UE que ha movilizado más fondos europeos», destacan los expertos de LLYC.
Este programa ha sido un elemento clave para dar algo de impulso a la inversión empresarial, uno de los componentes de la economía que sigue sin haber recuperado aún los niveles previos a la pandemia y que preocupa por su debilidad, tanto en España como en otras grandes economías del entorno.
‘Un 45% de las empresas que tenían previsto realizar proyectos de inversión no los habrían proyectado de no haber recibido fondos europeos. Así lo puso en evidencia el Banco de España (BdE) en su última Encuesta sobre la Actividad Empresarial (EBAE), de la que se desprendía también que sólo dos de cada diez empresas (el 24% de las consultadas) habría ejecutado esos proyectos aunque no hubiese recibido la inyección de capital de los Next Generation.