«No hay salida digna» para aliviar una situación escandalosa que considera «el momento más grave de credibilidad del PSOE en toda su historia reciente». «Es enormemente grave, muy poca gente cree a la dirección. Son muchas las veces que se dice que es acoso pero el papel de víctima ya no cuela», reflexionaba el presidente regional.
Uno de los temas más candentes alrededor de la trama, derivan en la petición del adelanto electoral, a lo que Page reflexiona diciendo. «No hay salida digna, eso es lo dramático. ¿Puede convocar elecciones, puede dimitir? Yo creo que las cosas que más le preocupan a él ni siquiera están en los periódicos. No sé si estarán, pero requiere de que esté gobernando», ha manifestado alegando que las pretensiones de Sánchez no van más allá de lo que refiere a agarrarse a la silla del poder.
Con toda trama tejiendo nuevos hilos ante un escándalo sin precedentes, ha hecho un planteamiento que pasa por no debatir las «insignificantes cosas» de la actualidad política. «Daría lo que fuera por estar equivocándome, pero cuando todos los amiguetes, algunos socios fundadores de esta etapa del PSOE, los que estaban en la conjura de las primeras primarias tras la famosa cortina rosa… Todos esos, lo que tienen de grave, es que lo grababan todo».
Al hilo de ello, advierte que: «Queda mucho por saberse por lo que se intuye de los medios de comunicación y por las amenazas de Koldo, de Aldama, que es una bomba de racimo y que lo tiene todo grabado», ha abundado, citando además a ministros que «han grabado sus conversaciones» con el presidente. A razón de las declaraciones reflejas, García-Page critica a la vanguardia socialista, de la cual esperaba muchas más voces a la hora de tratar asuntos como la amnistía o loso indultos.
«En vez de insultar a la extrema derecha», lo que hay que hacer es «ganarle en las urnas», la «única forma de combatirla», y no «sumar mayorías obscenas para sostener el Gobierno».
Ha pedido el presidente «poner pie en pared a los peajes obscenos de quienes quieren romper España» y él quiere hacer todo lo que esté en su «mano». «Pero desde luego no voy a estar en silencio», concluía García-Page.