El protocolo italiano, encabezado por la primera ministra Meloni, desplegó alfombras rojas y un despliegue mediático inusual para rubricar una alianza estratégica que sella el nuevo rumbo de Argelia: Italia se ha convertido en su principal socio energético y político en Europa, un puesto que durante años ocupó España.
Este giro, unido a la crisis diplomática entre Madrid y Argel está reconfigurando el mapa energético del Mediterráneo. Mientras Italia asegura suministros de gas a largo plazo, España asume el riesgo de perder no solo influencia geopolítica, sino también acceso a recursos clave en un momento de volatilidad global.
El acuerdo firmado entre Tebboune y Meloni abarca cooperación en migración, terrorismo y seguridad marítima, pero su núcleo es energético. La petrolera italiana Eni y la argelina Sonatrach sellaron un contrato por 13 millones de euros para explorar y extraer gas en el yacimiento de Berkine, al sur de Argelia, ampliando una colaboración que ya representa el 27% del gas importado por Italia, solo superado por el ruso. Según fuentes del sector, el objetivo es aumentar los envíos a 30.000 millones de metros cúbicos anuales, cifra que superaría los volúmenes históricos destinados a España.
El embajador argelino en Roma, Touahria, confirmó que los suministros adicionales a Italia se mantendrán «al mismo precio», una ventaja clave en un mercado disparado por la guerra en Ucrania. Además, el gasoducto Transmed, que conecta Argelia con Italia a través de Túnez, opera a solo dos tercios de su capacidad (33.500 millones de m³), lo que permite incrementos inmediatos sin nuevas infraestructuras. «Esto mitigará el impacto de las sanciones a Rusia», destacó Touahria.
Las consecuencias para España son tangibles. Argelia ya cerró en 2021 el gasoducto Magreb-Europa (GME), que suministraba 6.000 millones de m³ anuales a través de Marruecos, y aunque el Medgaz (conexión directa con Almería) aumentó su capacidad a 10.500 millones de m³, los volúmenes siguen por debajo de los niveles previos. Además, Sonatrach advirtió en octubre de 2022 que revisaría al alza los precios para su «cliente español», una medida que no aplicaría a Italia.
Mientras España lidia con las secuelas de su realineamiento con Marruecos, Italia capitaliza su diplomacia. El primer ministro Mario Draghi inició este acercamiento en abril de 2022 con una visita a Argel, donde firmó un aumento del 40% en las compras de gas. Roma también ofrece lo que Argelia más necesita: inversión en infraestructuras y tecnología para modernizar su obsoleto sector energético. «Italia es un país con el que compartimos visión estratégica», declaró Tebboune, quien elogió su modelo de pymes, clave para diversificar la economía argelina.