Su actitud ante cualquier tema, se el que sea, da lo mismo es la huida hacia eso que se llama “ninguna parte”. Y así, da lo mismo que sea el número uno, alguna de sus vicepresidentas o incluso ministros que todo lo que se les pregunta, sea quien sea el que trata de saber algo nuevo que la respuesta es un ataque al contrario, o directamente la salida por la tangente.
Y es que se hable de lo que se hable los problemas acucian la toma de decisiones o las explicaciones de esto o aquello no son posibles porque no las hay.
Los errores y las mentiras no siempre se pueden tapar y en estos momentos decir que los problemas no son tales sino que, simplemente, son bulos ya no cuela nie entre sus propias filas cuyos componentes andan como pollos sin cabeza, y si tratas de hablar con alguno para saber que piensa o como reaccionan ante el cumulo de basura que se les viene encima, se encogen de hombros y sonríen con una sonrisa que mas bien parece una mueca triste de estar ante una de sus peores crisis de identidad, porque no saben quien puede ser su líder regional y local hasta que desde las alturas alguien se decida a poner un hombre de paja y obediente a los deseos de la estructura sanchista, situación que, por ejemplo en Madrid, esta haciendo que las agrupaciones, auténticos motores del partid estén vacías y ninguno de los afiliados haga o diga algo, por aquello de “¿para qué?”.
Y eso supone que si en algún momento, el poder deja de estar en manos de don Pedro las bases no tendrán capacidad de reacción y eso en caso de convocatoria electoral puede ser muy peligroso por la perdida de votos locales que se pueden generar.
Pero de eso es probable que en Moncloa sepan mucho mas que nosotros y ya lo tengan previsto y de ahí, por ejemplo la estrategia guerra civilista puesta en marcha y que hasta ahora nunca ha fallado y de la que veremos numerosos actoa y argumentos en los próximos meses,
Peor de momento, se avecinan semanas complejas y duras con juicios y disputas entre socios de las que nadie sabe que puede salir y cuanto pueden afectar al desarrollo de la actividad diaria de un gobierno como el actual.