Y es que mal que les pese a los grandes estrategas socialista la realidad es que la incertidumbre de las curiosas vacaciones sanchistas han generado muchas mas dudas de las deseables en muchas presidencias y despachos empresariales y en los casos en curso n se sabe muy bien que pasara. Y es que, la realidad es que las operaciones de Telefónica, Vodafone, Naturgy o Talgo están en el aire.
Si Sánchez finalmente opta por presentar su renuncia como jefe del Ejecutivo, el Gobierno entrará automáticamente en funciones. Eso quiere decir que hasta que el Congreso dé su confianza a un nuevo presidente, se limitará a despachar los asuntos ordinarios y no podrá tomar ninguna decisión de calado salvo situación de emergencia.
Pero claro, la convocatoria de elecciones generales no es una opción posible hasta el 31 de mayo, pues hace menos de un año que fueron disueltas las Cortes. Si se celebrasen nuevos comicios, las elecciones podrían ubicarse en las últimas semanas del mes de julio. Y la elección del nuevo Gobierno se demoraría aún más.
Si no hay elecciones y Sánchez decide echarse a un lado, la cuestión es cuánto tiempo se tardaría en elegir un nuevo presidente. Con unas elecciones catalanas de por medio, el PSOE necesitaría volver a recabar los apoyos suficientes para formar un nuevo Ejecutivo con Sumar. Los comicios europeos del 9 de junio también están a la vuelta de la esquina. Todo el procedimiento, con la correspondiente ronda de consultas del Rey, y la elección de un nuevo candidato dentro del propio PSOE, podría demorarse semanas.
En todo ese tiempo las compañías mencionadas estarán sin saber que hacer y eso en el mundo económico es un error tremendo para cualquier proyecto.