En la cumbre, celebrada en Zurich, Suiza, los días 28 y 29 de noviembre, se reúnen líderes de las principales compañías de seguros del mundo para proyectar cómo será la industria en 2050, abarcando temas importantes como la incertidumbre geopolítica, el aumento de los costos de la energía, la inflación y la crisis del costo de vida. En su discurso, que ha servido de apertura para el evento, Huertas ha enfatizado que “hay que legislar sobre el riesgo ético de la IA, pero hay que hacerlo con criterio. En un escenario global, Europa tiene que encontrar el equilibrio entre una regulación necesaria y asfixiar su capacidad competitiva”, una reflexión que avanza sobre el informe sobre IA responsable que Mapfre Open Innovation presentó en DIA/ITC Europe el pasado mes de junio en Barcelona. Es importante que la industria se ponga de acuerdo para implementar la tecnología de manera “responsable, segura y confiable” para generar un impacto positivo y minimizar los riesgos.
El presidente de Mapfre también ha destacado los ciberriesgos como uno de los retos de nuestro tiempo, en que el mundo interconectado ha aportado una comodidad y eficiencia inigualables, pero también nos expone a riesgos sin precedentes. “Como aseguradoras, nuestra responsabilidad va más allá de la compensación financiera: debemos ayudar a nuestros clientes a navegar por el complejo panorama de las ciberamenazas”.
Huertas también ha pedido que las aseguradoras sean proactivas a la hora de evaluar opciones viables para compartir riesgos cibernéticos, incluso con los gobiernos a través de asociaciones público-privadas. Estos esfuerzos de colaboración entre aseguradoras y gobiernos permitirían reducir las brechas de protección cibernética y garantizar que se puedan obtener todos los beneficios sociales del ciberespacio.
Huertas también ha puesto en valor en la finalidad social de los seguros, algo que está en el centro de los valores de Mapfre. Esto implica la necesidad de apoyar a los mercados emergentes, como América Latina (donde Mapfre desempeña un papel vital y transformador), África y gran parte de Asia. “La transición global hacia un modelo bajo en carbono debe ser socialmente justa. No podemos privar a una generación de sus medios de vida con la promesa de que la siguiente heredará un planeta mejor. Los países en desarrollo son responsables de sólo el 20% de las emisiones globales. Pedirles que paguen un precio desproporcionado para facilitar la transición energética significa condenarlos a más décadas de desigualdades injustas”.
En un último llamado a la acción, Huertas ha dicho: “Aprovechemos este momento para reimaginar nuestra industria, redefinir nuestro propósito y dejar un legado duradero de cambio positivo. No solo protegemos contra el riesgo. Facilitamos el progreso social y económico”