Esta nueva industria supondría una «gran oportunidad para generar riqueza y crear nuevos empleos», según destacan las compañías del grupo IAG. El mencionado estudio apunta a que la instalación de entre 30 y 40 plantas de producción por todo el territorio permitiría cubrir la demanda nacional de este nuevo combustible que requieren los vuelos con origen España, que PWC cifra en 5 millones de toneladas anuales de SAF.
Las características geográficas del país, inmerso en una transición renovable que facilita la producción de energías verdes, sumadas a la gran disponibilidad de residuos forestales, agrícolas, ganaderos y urbanos permitirían a España situarse como una de las grandes potencias productoras de SAF, hasta el punto de tener un potencial de producción muy superior a la demanda local que facilitaría su exportación internacional.
Para llevar a cabo la implantación de esta nueva industria se requerirían hasta 22.000 millones de euros de inversión durante las próximas tres décadas, para lo cual las aerolíneas han conformado una Alianza para la Descarbonización en la que buscan aliados en su propósito. Esta entente, formalizada hace unas semanas, cuenta con el apoyo de las grandes petroleras y energéticas del país integradas en la patronal AOP; el gestor aeroportuario nacional Aena y otras muchas organizaciones con intereses en el desarrollo de este tipo de biocombustibles.
El estudio de PWC menciona las grandes oportunidades que estas nuevas plantas tendrían para las zonas despobladas, ya que deben situarse en zonas próximas al origen de los residuos que se utilizan como materias primas para producir este tipo de biocombustibles. Las regiones con mayor potencial serían Andalucía, Castilla y León, Castilla-La Mancha, todas ellas regiones con gran peso agrícola, seguidas de Cataluña, Aragón y Extremadura, en una posición similar.