Inversis ha ofrecido su visión global y regional del actual escenario macroeconómico en base al cual prepara su estrategia de inversión para el primer trimestre de 2023 Así, su estratega jefe macroeconómico, Muñoz-Alonso, destaca que tanto los mercados como la economía global estarían entrando en un punto de inflexión, con la aparición de los primeros indicios que apuntan a una normalización, aunque sin poder descartar todavía la llegada de nuevas turbulencias.
En este contexto, Inversis prevé una contracción de la economía menor de lo esperado, del 1.7% para 2023. Al ser esta una desaceleración provocada por los bancos centrales, los expertos de la entidad descartan que se vaya a producir una recesión profunda y duradera ya que todo apunta a que podrá ser gestionada por los propios bancos centrales. A pesar de que algunas economías como la de la zona euro podría haber entrado ya en territorio negativo o que lo pueda hacer EEUU el próximo trimestre, la previsión es que las principales zonas económicas del planeta puedan cerrar el conjunto del año en positivo.
La inflación y tipos de interés seguirán marcando 2023.
La inflación a nivel global ha mejorado en los últimos meses y ya cada vez menos economías registran crecimientos del IPC; sin embargo, es improbable que el índice de precios cierre 2023 dentro del rango de confort de los bancos centrales. Según Inversis, aún persisten riesgos de desvíos incontrolados de los precios a medio plazo debido al riesgo de empeoramiento de las condiciones geopolíticas, del impacto de la reapertura de China o un repunte inflacionario.
Pese a esta moderación de los índices generales, la inflación subyacente continúa siendo persistente en muchas economías y se ha convertido en una de las prioridades de los bancos centrales, que de persistir esta tendencia al alza les obligaría a mantener los tipos de interés en niveles máximos durante más tiempo del anticipado por los mercados.
En todo caso, estas decisiones dependerán del efecto que sobre las economías tengan los mayores tipos de interés. Todo apunta a que 2023 debería marcar el punto de inflexión, aunque no el inicio de un ciclo de bajadas que podría retrasarse hasta 2024 y siempre condicionado a una moderación de la inflación subyacente, el enfriamiento del mercado de trabajo en Estados Unidos ya un en período prolongado de estabilidad de precios.
Panorama regional
La economía de EEUU sigue dando muestra de resistencia más allá de lo esperado y apunta a un crecimiento del 0.5% a final de año ayudado por una tasa de desempleo en mínimos, y la resistencia del consumo de servicios. El crecimiento de los salarios se sitúa como motor de la subida de la inflación subyacente y, por tanto, prioridad de la FED. Aun así, todo apunta a que la inflación habría tocado techo en junio y la tendencia general apunta a una moderación de los precios con un IPC que podría moverse entre el 3 y el 3.5% a cierre de 2023.
En Europa, la actividad se contraerá, pero de una manera menos intensa y duradera de lo inicialmente previsto. Todo apunta a un cierre de año en tablas, con un crecimiento del 0% de PIB. La energía, en especial el gas y la electricidad, y la demanda interna marcarán el ritmo de la inflación que seguirá al alza durante los primeros meses del año con una previsión de moderación para la segunda mitad del ejercicio que podría finalizar en el 6.3%. La inflación subyacente también continuará aumentando impulsada por los alimentos y los salarios hasta superar el 4%.
En el caso de China, el fin de las políticas de COVID cero impulsarán su PIB hasta el 4.3% este año. La reapertura de la economía del gigante asiático comienza ya a notarse en los países vecinos que podrían disfrutar de una normalización de la demanda en verano pero que a nivel global no se registraría hasta 2024. La vuelta de China tiene también un componente de preocupación al representar una mayor demanda de energía y materias primas con la consecuente amenaza para los precios.
● El PIB mundial reducirá su crecimiento hasta el 1.7% a final de año. Una contracción menor de la inicialmente prevista y que permitirá que la mayoría de las regiones esquiven la recesión.
● 2023 arranca como un punto de inflexión con tendencia a la normalización de la economía. Sin embargo, tanto la inflación, en especial la subyacente, como las subidas de tipos de interés seguirán marcando buena parte del año.
● Inversis apuesta en renta fija por los bonos soberanos, beneficiados por unas expectativas de moderación de los bancos centrales. En renta variable, se prevén ganancias moderadas de los índices en 2023.
El papel de los Bancos Centrales
Todo apunta a que la FED continuará subiendo los tipos de interés, pero a un ritmo menor, que podría concretarse en las reuniones de febrero y marzo con subidas de entre el 0.25 y el 0.5%. En consecuencia, lo esperable es un periodo prolongado de tipos en niveles máximos hasta alcanzar niveles del 5 o 5.5% a final de año, y no sería hasta 2024 cuando veamos las primeras bajadas.
El BCE por su parte cambia el tono ante una previsión de desaceleración más leve. El organismo no espera alcanzar el objetivo de inflación del 2% hasta el año 2025, lo que anticipa también un ciclo largo de subidas que podría extenderse hasta final de año. La previsión es que en febrero se anuncie una subida de medio punto hasta el 2.5% sin descartar que a cierre de ejercicio los tipos de intervención lleguen al 3%.
Estrategia para el primer trimestre del año
En renta fija las expectativas de moderación de los bancos centrales hacen atractivos de nuevo los bonos soberanos con un aporte positivo a la diversificación de carteras y retornos moderados en 2023 si se confirma el enfriamiento de la inflación. Las curvas de tipos actuales invitan a tomar posiciones en corto plazo, disminuyendo duración.
En cuanto a renta variable aún es demasiado pronto para anticipar tendencias, aunque los mercados de acciones parecen mostrar un tono más constructivo con algunos titubeos en el arranque de 2023. Hay sensación de que lo peor ya ha pasado, de que el riesgo de recesión persiste, pero controlado, y que se está produciendo una ralentización de rotación de carteras hacia la renta fija. Con este escenario, las estimaciones de rentabilidad se presentan en general con ganancias moderadas para 2023.
A nivel sectorial, se apuesta por deshacer a corto plazo posiciones en sectores ganadores del periodo COVID, como tecnología, energía y salud y posicionarse en sectores defensivos proclives a crecer en los próximos trimestres como el consumo básico o utilities, y también en aquellos que pueden trasladar precios a márgenes, como servicios de consumo, hostelería y turismo.