Pues bien, esa es la situación en la que en estos momentos se encuentra la famosa investidura de Sánchez, que en lenguaje popular se podría traducir en “ni va palante, ni pa-tras”. Y lo peor de todo que esa sensación es la que empieza a calar entre todo el personal y eso si que le puede hacer mucho daño al señorito, porque conscientes de sus debilidades, los potenciales socios suben el precio de su apoyo y eso puede terminar en algo imposible.
En ese contexto son claras las manifestaciones del líder vasco Ortuzar que como ya es tradicional en estos casos lo resume en un titular: «los catalanes, Sumar, todos van a querer lo suyo. Sánchez va a tener que ‘fajar’ mucho»
Es mas, el presidente del PNV, se ha mostrado convencido de que el pacto de investidura que persigue el PSOE se cerrará «sobre la campana, en el último minuto».
En su opinión «esta es una negociación compleja y difícil» por lo que «lo peor que se podría hacer es meterle más dosis de ansiedad de las que ya tiene», ya que «no es fácil poner de acuerdo a tanta gente, y viniendo cada uno de donde venimos, de las situaciones y de la historia política reciente pasada».
Además, el presidente del PNV ha afirmado que su partido «va a intentar, desde la responsabilidad» y desde su «línea de enmarcar una tendencia positiva para que el acuerdo sea posible», poner sobre la mesa «las cuestiones que afectan a Euskadi y a los intereses vascos en Madrid». «Todo esto, si sumamos a los catalanes, a Sumar… hace que sea una negociación multilateral a cinco o seis bandas en la que Sánchez y su equipo se van a tener que fajar mucho, porque todos venimos de una experiencia de relaciones con él, y no ha sido del todo satisfactoria”..
Así que los Bolaños y compañía ya se pueden poner las pilas porque de lo dicho hasta ahora por las otras partes no hay nada cerrado y cada día que pasa estamos mas cerca de la fecha limite y eso es aun peor para cerrar la negociación por mucho que Sánchez se empeñe en anunciar en los mítines de cada fin de semana que esto o aquello “lo vamos a hacer”.
Los socios están hartos de promesas y mentiras y ese puede ser el principio del fin, aunque nadie, ninguno de ellos, quiere volver a pasar por las urnas