En ese contexto, parece que el escandalo del beso del campeonato del mundo femenino empieza a sentarse sobre las bases de las que nunca debieron de sacarlo el grupo feminista que dirigen los lideres de Podemos y Sumar y que ha generado mucho mas daño del que este grupo de políticos se pensaban.
De entrada, como desde la Moncloa han reconocido en escandalo ha hecho mucho daño a la imagen de España, he hecho que el éxito de la selección de futbol pase a segundo o tercer plano y encima la condena del autor del escandalo sea mas que complicada, puesto que solo la FIFA ha sido capaz de sancionar al interfecto.
Eso sí, los españoles no hablamos de la amnistía, las cesiones de Sánchez a los independentistas o de los escándalos de algunos políticos como el Tito Berny y hermanos socialistas o de los líos del Constitucional dirigido por Pumpido.
A lo mejor eso es lo que los estrategas de Moncloa y Ferraz diseñaron en la noche de gloria del futbol femenino, ya que para estos personajes la lucha feminista solo es un instrumento para que su líder, don Pedro pueda seguir en La Moncloa y ellos cobrando sus esplendidos sueldos.
Que nadie se engañe, los movimientos dirigidos por toda esa panda de teóricos y sabiondos politólogos no tiene mas objetivo que el de preservar una serie de privilegios, generalmente económicos y relacionados con el buen vivir de un par de miles de sujetos que pululan por lo que en su día fue el “edificio de semillas” y que hoy es un complejo de oficinas al servicio del ocupante de La Moncloa.
El problema es que esta vez, como otras muchas, se han pasado y han conseguido el efecto contrario al deseado y además, han generado el enfrentamiento entre ministros y ministras de distinto signo, que encima se odian, lo cual generara a su vez alguno otro problema.