Incertidumbre es la palabra del momento, pero su percepción en nuestra economía es menor que en el resto de Europa
El convulso contexto internacional, marcado por la actuación de la Administración Trump, sigue siendo objeto de máxima atención y preocupación. La incertidumbre en torno a varias dimensiones es elevada: acerca de la guerra comercial desatada por EE. UU, acerca de la evolución de la guerra entre Rusia y Ucrania y acerca de la propia relación transatlántica. Ante tanta incertidumbre, conviene diferenciar su intensidad según el país. En España, los índices de incertidumbre, medidos a través de análisis textual de los principales periódicos del país, muestran un repunte menor que el que se observa para el conjunto de Europa. El menor grado de exposición comercial a EE. UU. de España frente al conjunto de Europa o la distancia respecto al frente ucraniano pueden ser algunas de las explicaciones respecto a este diferencial. Sea como fuere, de momento, y a la espera de cómo se desarrollen los acontecimientos, parece que nuestra economía debería capear este periodo de incertidumbre de mejor modo que nuestros principales socios comerciales.
El sector servicios sigue avanzando con fuerza, mientras que el convulso contexto internacional se está dejando sentir negativamente en la industria Por el lado de los servicios, en el 1T el índice PMI para el sector se emplazó en los 55,3 puntos, 0,2 puntos por encima del registro del trimestre anterior. Asimismo, el índice de producción del sector servicios avanzó un notable 1,5% intermensual en enero, propulsando la tasa interanual del 2,1% al 4,2%. En contraposición, el PMI manufacturero cedió 3,6 puntos en el promedio del 1T 2025 respecto al 4T 2024, hasta alcanzar los 50 puntos. El retroceso se explica por el pobre comportamiento de la demanda externa, afectada por la incertidumbre arancelaria. En la misma tónica, el índice de producción industrial empezó el año con mal pie, con una caída intermensual del 1,0%. Por el lado del consumo, las señales son mixtas. En el promedio de enero y febrero, el índice de comercio al por menor avanza un 0,2% respecto al promedio del trimestre anterior y el indicador de consumo de CaixaBank Research crece, con datos hasta la tercera semana de marzo, un 3,4% interanual, frente al 4,0% del trimestre anterior. Sin embargo, hay que tener en cuenta que las lecturas de marzo han sido particularmente modestas, principalmente por el capítulo del consumo presencial, que podría haber sido afectado por las intensas lluvias durante el mes y por un efecto calendario provocado por la Semana Santa, que en 2024 tuvo lugar en marzo. Finalmente, tal y como se comentará a continuación, el empleo ha seguido avanzando con fuerza. De este modo, los indicadores disponibles, a pesar de sus matices, siguen apuntando a un ritmo de crecimiento notable del PIB, que situamos en la horquilla del 0,6%-0,7% intertrimestral.
La creación de empleo se mantiene dinámica en marzo a pesar de que este año la Semana Santa cae en abril En marzo, los afiliados a la S. S. aumentaron en 161.492 personas (un 0,8% intermensual), un incremento en consonancia con lo habitual en este mes, pero algo por debajo del avance anotado en marzo de 2024 (0,9%), dado que el pasado año la Semana Santa cayó en marzo. En el conjunto del 1T, la afiliación aceleró en 0,1 p. p. el ritmo de crecimiento del trimestre anterior, con un avance del 0,6% intertrimestral corrigiendo la estacionalidad.
La inflación general cayó 7 décimas en marzo hasta el 2,3% y la inflación subyacente 2 décimas hasta el 2,0%. Esta caída de la inflación general responde en gran medida al descenso de los precios de la electricidad. Por su parte, se constata la sostenida reducción de la inflación subyacente, que en apenas tres meses ha bajado 0,6 p. p. Sin embargo, el dato de este mes podría estar influenciado por un efecto calendario. El año pasado la Semana Santa tuvo lugar en marzo, lo que supuso un aumento del precio de los servicios turísticos que no se ha producido este mes. La fuerte corrección del precio de las principales materias primas energéticas que tuvo lugar en marzo junto con el abaratamiento del precio del petróleo anticipado por los mercados de futuros apunta a que los precios de la energía deberían contribuir a una moderación de la inflación en los próximos meses.
El déficit público desciende hasta el 3,2% del PIB en 2024 y se sitúa en 50.187 millones de euros, equivalente al 3,15% del PIB, una reducción de 2.482 millones respecto a 2023. Sin contar el gasto excepcional por la DANA, de 5.590 millones, el déficit se situó en el 2,8% del PIB, 0,2 p. p. por debajo del objetivo marcado por el Gobierno y la Comisión Europea, del 3,0%. Los ingresos públicos aumentaron un 7,1%, impulsados por el dinamismo de la actividad económica y por una inflación todavía relativamente elevada, mientras que los gastos crecieron un 6,2%, principalmente debido al incremento del gasto en pensiones y en salarios de empleados públicos. El año 2024 cierra con un ajuste fiscal considerable, de 0,7 p. p., si excluimos el gasto extraordinario por la DANA.
La balanza por cuenta corriente cerró 2024 con un superávit del 3,0% del PIB, por encima del 2,7% del año anterior y muy cercano al récord histórico que se alcanzó en 2016, del 3,1%. Tanto la balanza de bienes como la de servicios contribuyeron a la mejora del saldo corriente: el déficit de bienes se redujo 0,3 p. p., hasta el 2,0% del PIB, gracias al componente energético, fruto del abaratamiento de las importaciones, mientras que el superávit de servicios se amplió 0,1 p. p., hasta el 6,3%, gracias al empuje del turismo. En contraposición, el déficit en la balanza de rentas se mantuvo estable en el 1,3%. El buen tono de la cuenta corriente, en conjunción con el superávit en la cuenta de capital, ha permitido seguir reduciendo el déficit de la posición de inversión internacional neta –la diferencia entre el valor de nuestros activos en el extranjero y el de los extranjeros en el país–, una dinámica comentada con más detalle en el Focus «La elevada capacidad de financiación sigue facilitando la corrección del endeudamiento externo de la economía española» en este mismo Informe Mensual. Así, la PIIN cerró en 2024 con un saldo deudor del 44% del PIB, 7,3 p. p. menos que en 2023 y un registro no visto desde 2002.