Los vehículos nuevos con motor de gasolina y diésel tendrán que dejar de venderse en 2035. Con 340 votos a favor, 279 en contra y 21 abstenciones, el Parlamento Europeo ha aprobado este martes el proyecto de reglamentación que saca adelante esta prohibición. De esta manera, el Parlamento da el visto bueno definitivo al acuerdo alcanzado ya entre la Comisión y el Consejo Europeo.
El objetivo de la medida es reducir las emisiones de CO2. No obstante, habrá un proceso de adaptación que se divide en dos tramos. En el primero, es que de aquí a 2030 se reduzcan un 55% para automóviles nuevos y 50% para furgonetas nuevas. El segundo va hasta 2035 y establece un objetivo de reducción del 100%.
Por otra parte, respecto de los fondos España recibirá 2.586 millones de euros, lo que la sitúa como el tercer país de la UE que recibirá más ayudas de esta partida, con casi el 13% del total del nuevo capítulo del programa REpower EU para atajar el alza de los precios de la energía y reforzar las inversiones en las infraestructuras en este sector, así como la transición hacia las tecnologías renovables.
Los eurodiputados han dado luz verde al acuerdo alcanzado con el Consejo el pasado mes de diciembre con 535 votos a favor, 63 en contra y 53 abstenciones. Según el documento pactado, los Estados miembro que modifiquen su plan de recuperación y resiliencia a fin de solicitar más financiación deberán incluir medidas para ahorrar energía, producir energía limpia y diversificar el suministro de energía.
Las nuevas normas, que se aplicarán retroactivamente desde el 1 de febrero de 2022, incluyen el requisito de que, como mínimo, el 30% de sus inversiones en el marco del plan para la transición verde se destine a medidas plurinacionales. Con esta medida, se pretende alcanzar el doble objetivo de, por una parte, resolver los cuellos de botella actuales en la transmisión, la distribución y el almacenamiento de energía y, por otra, aumentar los flujos transfronterizos.