El Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (CESEDEN) ha estrenado su iluminación exterior, según el convenio firmado entre la Fundación Iberdrola España y el Ministerio de Defensa. Esta actuación se enmarca en las iniciativas de Iberdrola para el cuidado y conservación de las riquezas histórico-artísticas.
En total tiene 70 luminarias con una potencia de 1.138 W, que emplean la tecnología LED más avanzada, y con las que se consigue reducir el gasto energético del edificio, disminuir la contaminación lumínica, así como minimizar sus labores de mantenimiento.
El nuevo diseño pone de manifiesto el compromiso de la Fundación Iberdrola con el impulso a la innovación y el respeto al medio ambiente y permite dotar a la fachada de una iluminación general, tenue y continua, aprovechando su superficie cálida de ladrillo aplantillado. Además, los distintos grados de reflexión de la luz del sistema serán los encargados de mantener la misma sensación y percepción lumínica que se genera con la luz natural, realzando su arquitectura.
Al acto de encendido, en el madrileño paseo de la Castellana, han asistido el almirante general López Calderón, JEMAD; el teniente general Paula Bisbal Pons, DICESEDEN, el presidente de Iberdrola, Galán y el presidente de la Fundación Iberdrola España, García Sánchez.
En su intervención, Ignacio Galán ha expresado su satisfacción por esta contribución a la conservación del patrimonio histórico y artístico, que forma parte del programa de iluminaciones de Iberdrola: “Hoy queremos contribuir a que el “faro del conocimiento” de los tres ejércitos tenga la iluminación exterior que merece. Nuestros técnicos han realizado un proyecto que realza las características de este magnífico edificio ayudando a que los vecinos de Madrid y los visitantes de España y de todo el mundo puedan apreciar su belleza, y conocer mejor la importancia de la misión de este Centro”.
La traza original del edificio que alberga el CESEDEN es de finales del siglo XIX, del arquitecto Ricardo Velázquez Bosco; diseñado para albergar entonces el Colegio Nacional de Sordomudos y Ciegos de Madrid. Se trata de un edificio longitudinal que combina el ladrillo rojo visto y el blanco del acceso y cornisas. Constituye un extraordinario ejemplo de la mejor arquitectura ecléctica madrileña, que aún hoy, más de un siglo después de su construcción, juega un representativo papel en la escena urbana de la principal arteria de la capital, el paseo de la Castellana.
El edificio ha sufrido a lo largo de los años varias reformas, las primeras para acoger las sedes del Museo Pedagógico Nacional, de la Escuela Normal de Magisterio o del Patronato de Misiones Pedagógicas, durante la Segunda República. Tras la Guerra Civil, se ejecutaron reformas que lo convirtieron en la Escuela Superior del Ejército. Es decir, desde su inicio, quedaron definidos los usos docentes y pedagógicos de este edificio, que se han mantenido hasta la actualidad.