Se espera de manera generalizada que la Reserva Federal vuelva a recortar los tipos el miércoles, a pesar del cierre del Gobierno. Creemos que no hay ningún dato económico que pudiese haber impedido la bajada de octubre si hubiese sido publicado. Creemos que Powell insinuará la posibilidad de que lleve a cabo otra reducción de tipos en diciembre, en línea con el gráfico de puntos del FOMC. Sin embargo, existe una considerable incertidumbre sobre la trayectoria de tipos más allá de diciembre. La inflación estadounidense sigue muy por encima del objetivo y seguimos sin tener una visión clara del estado de la economía dado el cierre del Gobierno federal.
La reunión del BCE se celebra un día después que la de la Fed, el jueves, pero se espera que los tipos se mantengan inalterados en el futuro inmediato. En su lugar, todas las miradas estarán puestas en la reunión entre Trump y Xi ese mismo día. Los mercados esperan recibir buenas noticias en este sentido, después del anuncio de un principio de acuerdo realizado el fin de semana. Dicho esto, todavía no está claro si se firmará un acuerdo o se extenderá la tregua, pero los inversores se están contentando con que se esté evitando un escenario arancelario más grave.
EUR
El repunte inesperado de los PMI de actividad empresarial de la zona euro respalda nuestra opinión de que el ciclo de recortes del BCE ha llegado a su fin. Creemos que la reunión de esta semana no tendrá mayor importancia, ya que la presidenta Lagarde no parece que tenga mucho apetito por relajar más la política monetaria. Además, la mejora de los PMI ha sido especialmente notable en el sector servicios alemán, lo que podría ser un primer indicio de que el estímulo fiscal germano está empezando a surtir efecto. Por otro lado, la actividad en Francia sigue contrayéndose, en parte por la gran incertidumbre política generada recientemente.
Tanto los PMI como la postura hawkish del BCE deberían respaldar modestamente al euro hasta finales de año. Las noticias sobre un acuerdo comercial entre EE.UU. y China también deberían ser ligeramente positivas para la moneda única, dada la exposición relativamente alta del bloque a la economía china.
USD
A pesar del actual cierre del Gobierno federal, que muy probablemente superará el de 2018/19 como el más largo de la historia, la semana pasada recibimos, por fin, algunos datos económicos estadounidenses de primer orden. La inflación de septiembre, que fue publicada con retraso, quedó ligeramente por debajo de las expectativas. El indicador general repuntó al 3 %, un nivel que sigue muy por encima del objetivo, como lo ha estado durante los últimos cuatro años. De hecho, la propia Fed espera que se mantenga por encima del 2% hasta al menos 2028.
Nada de esto parece que vaya a impedir una nueva bajada de tipos por la Fed el miércoles, ni en la reunión de diciembre. Sin embargo, las perspectivas monetarias para el año que viene son menos claras, dada la ausencia casi total de datos económicos desde el cierre del Gobierno. Seguimos pensando que la trayectoria de menor resistencia para el dólar es a la baja a medio plazo, y una Fed más acomodaticia en 2026 reforzaría este posicionamiento.
GBP
La inflación británica de septiembre trajo buenas noticias para el Banco de Inglaterra. El indicador general quedó por debajo de las expectativas y se mantuvo constante con respecto al mes anterior, en el 3,8 %. Por otro lado, la inflación subyacente remitió ligeramente al 3,5 %. Esto ha reavivado la posibilidad de que el Comité de Política Monetaria recorte los tipos en diciembre, y los mercados de swaps lo están descontando con una probabilidad de en torno el 66%.
Sin embargo, no estamos convencidos de que este recorte se vaya a producir. La inflación británica sigue más cerca del 4 % que del 3 %, es decir, casi el doble del nivel objetivo del 2 %. Tampoco tenemos evidencias de que el crecimiento de los precios haya tocado techo. Si no se produce un deterioro notable de la actividad económica de aquí a diciembre, creemos que el MPC probablemente pecará de cautela y mantendrá los tipos sin cambios, lo que debería ser ligeramente positivo para la libra. La verdadera incógnita es, por supuesto, el presupuesto de otoño, ya que una política fiscal que imponga una carga impositiva elevada y que perjudique el crecimiento, podría provocar una respuesta más dovish del Banco de Inglaterra.

