Además, según el indicador de la actividad económica de la FED de Atlanta, que analiza la actividad en tiempo real, es muy posible que se produzcan sorpresas al alza y que el crecimiento se sitúe en torno al 5,4%, según datos recopilados hasta el 18 de octubre.
La realidad es que las noticias económicas han sido mayoritariamente positivas, con algunas excepciones. El mercado laboral sigue siendo sólido, con una mayor participación que se acerca a los niveles anteriores a la pandemia, y se ha producido un aumento de la inmigración. En cuanto a la inflación, después de alcanzar un máximo del 7,1% en junio de 2022, ha ido disminuyendo hasta situarse en el actual 4,1%, mientras que la inflación subyacente, que excluye los componentes volátiles de alimentos y energía, es del 3,7%, continuando la tendencia a la baja.
Con todos estos datos, la posibilidad de que la Fed incremente ligeramente las tasas a finales de año están cobrando fuerza. Aunque la Reserva Federal está siendo cautelosa en sus últimos mensajes, argumentando que la subida de tires de largo plazo vista en las últimas semanas, podría hacer menos necesaria una nueva subida, lo cierto es que, si los efectos de la política monetaria restrictiva no se hacen más evidentes a finales de año, la Fed podría tener que subir tipos para asegurar el control de una posible segunda ola de inflación, similar a la que se pudo ver en la década de los 70. Esta incertidumbre mantiene la volatilidad en renta fija, que se mantendrá hasta que no se consolide la expectativa de que ya no habrá más subidas de tipos.
En los mercados
La volatilidad ha ido en aumento a lo largo de la última semana a medida que el conflicto en oriente medio va elevando la incertidumbre a nivel global. Los principales índices de renta variable han tenido descensos significativos en las últimas sesiones, en las que por ejemplo el MSCI World ha perdido un 3,5%, para situarse en su nivel más bajo desde el mes de marzo. A pesar de estas caídas, los índices globales siguen manteniendo rentabilidades positivas en el año, con el MSCI World subiendo un 7,1%, el Eurostoxx 50 un 6,9% y el selectivo americano S&P 500 subiendo un 9,8%.
Las rentabilidades de los bonos de largo plazo están alcanzando cotas no vistas desde hace más de una década. El activo libre de riesgo de referencia en el mundo, el bono americano a 10 años rompió el pasado lunes la barrera del 5% de rentabilidad a vencimiento. El título ha incrementado su rentabilidad 450 puntos básicos en apenas 3 años, promovido por el regreso de la inflación y el aumento de tipos de interés por parte de la Reserva Federal. Una fortaleza de la economía estadounidense mayor de la esperada, las ventas de deuda americana por parte de China y la bajada de calidad crediticia de Fitch, que pasó de AAA a AA+, han sido los otros elementos causantes de esta rentabilidad. Actualmente, la rentabilidad real del bono a 10 años ha alcanzado el 2,7%, un nivel que no se veía desde el año 2008.
En divisa, el dólar ha mantenido desde hace justo un mes un soporte claro en torno a los 1,05 eur/usd, y desde entonces ha perdido algo de terreno respecto al euro, cotizando ahora a 1,065 eur/usd, precisamente el nivel con el que comenzaba este ejercicio 2023