«Las pinturas murales del Real Monasterio de Sijena no son ‘arte catalán’, tanto porque fueron pintadas por un pintor inglés en territorio de Aragón, como por ser patrimonio cultural aragonés», asegura Español, recordando que el monasterio se catalogó en 1923 como monumento nacional por el Estado. El abogado responde así al manifiesto firmado por nueve exconsejeros de Cultura de la Generalitat que piden oponerse al traslado.
En el comunicado, publicado en Crónica Global, el letrado recuerda que el arranque de las pinturas murales en 1936 por parte de Josep Gudiol «fue un acto totalmente ilegal» y que este arquitecto «no debió arrancar esas pinturas por el gran destrozo que ello supone, debiendo conservarlas in situ, amén de que el mandato que le dio la Generalitat fue solo hacer trabajos de conservación, no de arranque».
Español también ironiza sobre el énfasis que se pone desde el MNAC –la pinacoteca donde se exponen las obras a día de hoy– en la conservación de los murales. «Tenían estas pinturas olvidadas y arrinconadas en el ático del museo hasta los ochenta», asegura el abogado, recordando una denuncia de Paz Marqués, entonces responsable de pintura mural en el MNAC, de junio de 1994, que reza lo siguiente:
«Hoy hemos subido a la sala climatizada de los arcos de Sijena y hemos observado restos de excrementos de paloma sobre las arcadas; concretamente había cuatro excrementos de paloma sobre el profeta Abiuth que son muy corrosivos, habiendo quedado una aureola que se ha llevado la pintura original»
Español ha recordado que en 1937, en plena Guerra Civil, el MNAC trasladó el ábside de Sant Climent de Taüll a París para una exposición, en condiciones más precarias que las actuales. «Y no se desintegraron ni se dañaron para nada al llegar allí, siendo expuestas para maravilla de todos los parisinos», añade.
El abogado concluye advirtiendo que, si desobedece la sentencia, el MNAC puede ser expulsado del Consejo Internacional de Museos «y borrado de todos los circuitos museísticos mundiales», y llama a la «sensatez» y a ejecutar la «brillantísima» sentencia del Supremo que obliga al retorno de las piezas.