Tal y como se esperaba, el BCE ha subido los tipos de interés en otros 25 puntos básicos este jueves, lo que supone la novena subida consecutiva. También según lo esperado, el banco ha retirado su compromiso previo de nuevas subidas y ha indicado que adoptará un enfoque supeditado a los datos. Sin embargo, se ha modificado la orientación de la política monetaria, y el banco ha dicho que los tipos se «fijarían en», y no «llevarían a», niveles suficientemente restrictivos, como se indicó en junio. Esto ha desencadenado una caída inmediata del euro, antes incluso de que la presidenta del BCE, Christine Lagarde, se hubiera acercado al atril para dar su rueda de prensa.
Durante la rueda de prensa, Lagarde ha seguido hablando de los riesgos para la inflación, señalando que los indicadores de inflación a largo plazo son elevados y deben vigilarse de cerca. En línea con lo dicho en la reunión de junio, el Consejo de Gobierno ha subrayado que la inflación se ha mantenido «demasiado alta durante demasiado tiempo», aunque los responsables de la política monetaria parecen cada vez más preocupados por las perspectivas de crecimiento de la eurozona. La valoración de Lagarde sobre la economía del bloque durante su rueda de prensa ha sido bastante pesimista. La presidenta de la institución monetaria ha señalado que las perspectivas a corto plazo se han deteriorado, debido principalmente al debilitamiento de la demanda interna, ya que la elevada inflación y el endurecimiento de las condiciones financieras se transmiten a toda la economía.
Esta mayor preocupación y énfasis en el crecimiento parece estar detrás del cambio moderado en la retórica del banco. Lagarde no ha cerrado explícitamente la puerta a nuevas subidas de tipos, y ha señalado que existe la «posibilidad» de otra subida o de una pausa en la reunión de septiembre, y que el banco está «abierto de mente». Sin embargo, cuando se le ha preguntado explícitamente, se ha mostrado poco confiada en que aún queda camino por recorrer, y ha afirmado que el banco ha empezado a ver la transmisión de la política monetaria a la economía. Los inversores se han aferrado a estos comentarios moderados, y los swaps valoraban en poco más de una posibilidad entre tres una subida de 25 puntos básicos en septiembre inmediatamente después de la rueda de prensa del BCE.
El euro ha reaccionado de forma agresiva, ya que parece que el banco ha sentado las bases para el fin del ciclo de endurecimiento y los inversores han reducido sus expectativas sobre el tipo terminal del BCE. El par EUR/USD ha terminado la rueda de prensa de Lagarde con una caída superior al 1%, borrando las ganancias obtenidas tras el anuncio del miércoles del FOMC y cayendo a su nivel más bajo en dos semanas. Si bien esto se debe en parte al tono moderado del BCE, los buenos datos del PIB del segundo trimestre de EE.UU. (2,4% anualizado frente al 1,8% del consenso) también han impulsado al dólar.
En nuestra opinión, el BCE mantiene abiertas sus opciones para volver a subir los tipos en las próximas reuniones, aunque la creciente preocupación por las perspectivas económicas de la eurozona sugiere que podría hacer una pausa antes de lo que habíamos previsto. Seguimos pensando que los datos de inflación subyacente justifican la necesidad de al menos una subida más, quizá en septiembre. Dicho esto, parece probable que el Consejo mantenga los tipos de interés sin cambios en su próxima reunión, antes de realizar una última subida, o incluso poner fin al ciclo de subidas, en octubre. Como ha subrayado el propio BCE, esto dependerá en gran medida de los próximos datos, en particular los relativos a la inflación.