Pero, una respuesta europea consistente en aumentar los aranceles sobre las importaciones estadounidenses incrementaría aún más esta cifra, hasta aproximadamente medio punto porcentual. Así se ha expresado durante su intervención ante la comisión de Asuntos Económicos de la Eurocámara, donde ha matizado que la mayor parte del impacto sobre el crecimiento económico se concentraría alrededor del primer año tras la subida de los aranceles.
Posteriormente, «disminuiría con el tiempo, dejando, no obstante, un efecto negativo persistente sobre el nivel de producción». Además, cree que, en tal escenario, las perspectivas de inflación se volverían «significativamente más inciertas». A corto plazo, «las medidas de represalia de la UE y un tipo de cambio del euro más débil, derivado de la menor demanda estadounidense de productos europeos, podrían elevar la inflación en aproximadamente medio punto porcentual. El efecto se atenuaría a medio plazo debido a que la menor actividad económica moderaría las presiones inflacionarias», ha dicho.
En este sentido, cabe recordar que, a principios de marzo, el BCE actualizó sus proyecciones macroeconómicas, con una revisión al alza de la inflación y una rebaja del crecimiento. Así, el personal técnico del BCE prevé ahora una inflación general media del 2,3% en 2025, del 1,9% en 2026 y del 2% en 2027. Además, estima un crecimiento del 0,9% para 2025, 1,2% para 2026 y 1,3% para 2027.
No obstante, Lagarde ha recalcado que estas estimaciones «están sujetas a una incertidumbre muy alta, dado que el impacto de los aumentos arancelarios puede ser no lineal», destacando que, «por supuesto, el alto nivel de incertidumbre política nos obliga a mantenernos alerta y preparados para actuar y proteger la estabilidad de precios». De hecho, la presidenta del BCE ha reiterado que el organismo se mantienen decidido a garantizar que la inflación se estabilice de forma sostenible en el objetivo del 2% a medio plazo, aunque recientemente ha reconocido que, «en el entorno actual», es «imposible» que la inflación general se mantenga siempre en el 2%.
«Especialmente en el contexto actual de creciente incertidumbre, adoptaremos un enfoque basado en datos y reunión por reunión para determinar la orientación adecuada de la política monetaria. No nos comprometemos previamente con una trayectoria de tipos de interés específica», ha indicado.
Sobre las políticas de la nueva administración de EEUU, Lagarde considera que provocan que la incertidumbre sobre la futura trayectoria de la política comercial se haya disparado «a niveles excepcionalmente altos». «En nuestro mundo interconectado, el aumento de las fricciones comerciales es perjudicial para el crecimiento y el bienestar global. Aumentan los costes, perturban la producción y a menudo obligan a ajustar las cadenas de suministro. Esto también fomenta políticas de represalia del tipo ‘ojo por ojo’, socavando aún más los beneficios del libre comercio», ha afirmado, subrayando que la eurozona «está particularmente expuesta a cambios en las políticas comerciales».