Tras el sensible aumento experimentado en los últimos años, la cartera de impagados gestionada por empresas especializadas registró un ligero retroceso en 2022, en un escenario de baja morosidad y descenso de la deuda en vía judicial. Se cerró el año con una cifra de 300.000 millones de euros, un 1,6% menos que en el ejercicio anterior. La mayor dificultad para la recuperación de la deuda motivó un moderado descenso también del volumen recuperado, que se cifró en unos 11.800 millones de euros. La tasa de recuperación, por tanto, se mantuvo en el entorno del 4%, en el mismo nivel que en el año anterior. El importe del crédito de dudoso cobro de las entidades financieras se situó en torno a los 43.150 millones de euros en 2022, cifra que es un 18% inferior a la del año anterior y habiéndose reducido a la mitad en un período de cinco años. La tasa de morosidad disminuyó nuevamente de forma significativa, hasta el 3,5%, nivel cercano ya al de 2008, al principio de la escalada provocada por la crisis de deuda.
El volumen de negocio sectorial prolongará la tendencia de aumento de los últimos años, si bien con una tendencia de ralentización, como consecuencia de la pérdida de dinamismo de la actividad económica general. La elevada inflación y los altos tipos de interés podrían reflejarse en una mayor dificultad de pago, tanto por parte de los hogares como de las empresas.
La facturación de las empresas del sector crecerá alrededor de un 6-7% en 2023, hasta los 1.600 millones de euros. En 2024, por su parte, se espera una nueva moderación en el ritmo de crecimiento.
En los últimos años se han llevado a cabo numerosas operaciones de compra y fusión entre compañías del sector. A pesar del elevado número de empresas que desarrollan esta actividad, estos movimientos siguen posibilitando una tendencia de progresivo aumento del grado de concentración de la oferta. Las cinco primeras compañías alcanzaron en 2022 una cuota de mercado conjunta del 43%, participación que ascendió hasta el 53% al considerar a las diez primeras.