El protagonismo de las inversiones alternativas ha ido incrementándose año tras año. Según la Chartered Alternative Investment Analyst Association (CAIA), este tipo de inversiones ha triplicado su tamaño en la última década.
Y, con un horizonte financiero en el que se prevé que los principales bancos centrales continúen bajando los tipos de interés a medida que la inflación se estabilice y la actividad laboral se desacelere, el panorama se presenta emocionante y lleno de oportunidades de cara al futuro.
Si tradicionalmente los inversores han confiado principalmente en acciones y bonos, a medida que los mercados financieros han evolucionado con la llegada de nuevas tecnologías y cada vez están más interconectados, ha crecido exponencialmente el apetito por activos no tradicionales, como fondos de cobertura, capital privado, capital riesgo, deuda privada, bienes raíces, infraestructuras, arte, criptomonedas y recursos naturales, ofreciendo mayor diversificación y una gestión más eficiente de nuestras carteras.
Y es que la menor correlación de las inversiones alternativas con los movimientos del mercado de valores, proporciona a los inversores la oportunidad de reducir su exposición global al riesgo y aumentar la resistencia de sus carteras ante caídas del mercado. Además, históricamente, las inversiones alternativas han demostrado ofrecer, en promedio, rendimientos superiores a los principales índices bursátiles.
Para 2025, hay 8 tendencias en inversión alternativa que se convertirán en las protagonistas del mercado. A saber:
1. Tokenización y el futuro de la propiedad: La tokenización está revolucionando la forma en que adquirimos y comercializamos activos, desde bienes raíces hasta obras de arte. Gracias a la tecnología blockchain, la propiedad de un activo se puede fraccionar en tokens digitales, lo que aumenta la liquidez y democratiza el acceso a inversiones antes reservadas a grandes inversores. Impulsada por nuevos marcos regulatorios en 2025, la tokenización atraerá a un mayor número de usuarios e inversores, tanto minoristas como institucionales. De hecho, según un reciente informe de PWC casi la mitad de los fondos ya invierten en activos digitales.
2. Activos Digitales y DeFi: Los activos y reservas de valor digitales, como el Bitcoin, y las finanzas descentralizadas continuarán transformando el panorama financiero al ofrecer a los inversores mayor descentralización, eficiencia, transparencia e inclusión financiera que los sistemas financieros tradicionales.
3. Inteligencia artificial y el futuro de la gestión de inversiones: La IA está cambiando la forma en que se toman decisiones de inversión. Al analizar grandes cantidades de datos, los algoritmos de IA pueden identificar patrones y oportunidades que los humanos podrían pasar por alto. Además, se perfila como una de las mayores oportunidades de inversión de la década, estimándose que generará ingresos superiores a 1,1 billones de dólares para 2027, lo que llevará a un aumento de la inversión en empresas tecnológicas y startups innovadoras en este ámbito el próximo año.
4. Energía verde y sostenibilidad: La creciente conciencia sobre el cambio climático está impulsando una mayor inversión en energías renovables y tecnologías limpias. Las inversiones en energías renovables ofrecen la posibilidad de generar rendimientos financieros y contribuir a un futuro más sostenible.
5. Inversiones de impacto: Cada vez más inversores buscan generar un impacto positivo en la sociedad y el medioambiente a través de sus inversiones, además de obtener un retorno financiero. Y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU están impulsando el crecimiento de estas inversiones de impacto, que, sólo en Europa, superaron los 80.000 millones de euros bajo gestión el año pasado, y se espera que dicha cantidad aumente sustancialmente de cara al próximo ejercicio.
6. Sector inmobiliario: La caída de los tipos de interés está impulsando el crecimiento de ciertos segmentos del mercado inmobiliario, como la logística, las residencias de estudiantes y el senior living, dado que la oferta es escasa en los principales países desarrollados.
7. Transición hacia la renta variable: La disminución de las tasas de interés seguirá impulsando a los inversores hacia la renta variable, especialmente en mercados como Estados Unidos.
8. Oro como valor refugio: ante la rebaja de los tipos de interés, la incertidumbre geopolítica y la preocupación por la creciente deuda pública, el oro seguirá siendo considerado un activo seguro.
En resumen, 2025 se presenta como un año de grandes oportunidades para los inversores dispuestos a explorar nuevas alternativas. Sin embargo, es fundamental adoptar un enfoque cauteloso y diversificar la cartera para mitigar los riesgos. La tecnología, la sostenibilidad y la búsqueda de un impacto positivo son las principales tendencias que moldearán el futuro de las inversiones.