En Conquistadores se ocupa de la conquista de Perú, después de haber escrito anteriormente sobre la conquista de México.
Su visión histórica está muy en consonancia con los movimientos indigenistas que están de moda y sirve para construir una historia que ayude a apoyarlos. Para él y en pocas palabras, toda conquista fue únicamente una operación económica en aquellos momentos y como ha expresado en alguna de las entrevistas que le han hecho, no importa el país que lo haya conquistado, todo es un problema de explotación, y en el caso del Perú, fue encontrar el oro y llenar las arcas del rey de España y de los propios conquistadores.
La novela se puede estructurar en tres pasos: la llegada de los conquistadores con sus caballos y sus corazas, la caída de los Incas y la relación entre los colonizadores. Los hombres que van allí son unos miserables, muertos de hambre, codiciosos, egoístas, crueles, que desprecian a los indios y no tienen ningún principio ético, mezquinos, ignorantes, incultos. La acción comienza en 1532, saliendo de Panamá y con tres hombres principales, Francisco Pizarro, Hernando de Soto y Sebastián de Belalcazar. Ninguno de los tres se salva de la apreciación negativa del autor. La misma fe de ellos y de los misioneros es puesta en tela de juicio. Tampoco los indígenas aparecen como personajes especialmente sensibles y humanos. Lo único que deja claro es que fue una aventura épica, pero no llevada a cabo por héroes sino por personajes vulgares.
El libro está escrito en un estilo culto -no hay ninguna duda de que el autor tiene una excelente cultura-, pero de una manera no fácil de seguir por la misma riqueza del lenguaje y la forma de la construcción literaria. Aunque sea un relato lineal con interesantes descripciones de los lugares, ríos, montañas, desfiladeros, no se centra en los hechos únicamente, sino en dar su valoración y visión personal sin que venga avalada de alguna manera. Como ya se ha dicho este libro con las opiniones del autor es un buen apoyo de los movimientos anticonquista y si no forma parte de la leyenda negra contribuye a extenderla.
Conquistadores
Éric Vuillard
Tusquets (2024)
págs. 367