Según datos del Portal de Transparencia del Congreso, al constituirse la Cámara hubo 16 diputados que renunciaron a esa tarjeta de transporte en taxi. Precisamente 16 son los diputados que son a la vez miembros del Gobierno y por tanto tienen coche oficial, aunque la Cámara no detalla los nombres de quienes han renunciado por motivos de la legislación de protección de datos personales. 222
Los otros 334 diputados cogieron la tarjeta de taxi y en los meses de agosto y septiembre el Congreso gastó 74.417,50 euros en estos viajes de taxi para sus señorías, lo que supone un gasto medio de 222,80 euros por cada uno de ellos.
Se trata de dos meses sin apenas actividad parlamentaria. En agosto, en el que sólo se celebró la sesión constitutiva de la Cámara el día 17, se abonaron 22.750,25 euros en viajes de taxi. Y en septiembre, con dos Plenos -la aprobación de la reforma para el uso de las lenguas cooficiales y la fallida investidura del ‘popular’ Núñez Feijóo-, se destinaron a este concepto 51.667,15 euros.
En toda la legislatura anterior, que arrancó en enero de 2020 y culminó a finales de mayor de este año, la Cámara Baja destinó más de 1,7 millones de euros al pago de los viajes en taxi de los diputados y fueron 33 las señorías que renunciaron a la mencionada tarjeta. En 2020, un año marcado desde su inicio por el confinamiento derivado de la pandemia del Covid, el Congreso pagó 371.787,83 euros en viajes de taxi, una cantidad que fue separada al año siguiente hasta los 486.279, 85 euros en 2021 y volvió a subir en 2022 hasta los 562.832,57 euros, lo que implicó un gasto medio por diputado de 142,12 euros mensuales.
En el primer semestre de este año, antes de disolverse las Cortes y convocarse elecciones, el Congreso dedicó a este fin un total de 293.753,18 euros, lo que supuso un gasto medio por diputado y mes de 147,91 euros.