En septiembre, como ya ocurrió el año pasado, se produjo una caída de estos demandantes con relación laboral, del 14% respecto a agosto. El motivo es la reincorporación de muchos fijos discontinuos ‘inactivos’ compensó con creces a aquellos fijos discontinuos que se apuntaban al paro tras finalizar sus empleos de temporada, a la espera de volver a ser llamados. Pero los 587.394 de septiembre casi duplican los 303.559 registrados hace un año, cuando ya estaba plenamente en vigor la nueva normativa que impulsó esta modalidad de contrato indefinido como alternativa a los contratos temporales.
Los datos de Seguridad Social muestran que estos contratos son tan volátiles en términos de bajas de afiliación como los temporales, y esto solo ha empeorado según su número aumenta. El Gobierno intenta restarle importancia señalando que apenas suponen un 6% de los afiliados al Régimen General, aunque por esa regla de tres los temporales suponen un 14%. Si hacemos una comparativa similar con los datos de demandantes de empleo con relación laboral, nos encontramos con que suponen el 13,7% del total de 4,27 millones de demandantes inscritos en las oficinas de paro.
El dato y su evolución tiene bastante relevancia en las estadísticas del SEPE. En septiembre el paro registrado se redujo un 8% interanual, hasta los 2,7 millones. Pero el resto de los demandantes excluidos de esta categoría ha aumentado un 15,7%, hasta los 1,54 millones. Más de un tercio corresponde a los que tienen una relación laboral, cuyo incremento del 93% (283.835 personas) explica este desfase. Otros 460.585 figuran como ‘ocupados’. Esto deja 490.339 personas sin empleo que no cuentan como parados, un 0,18% menos que hace un año.
Hay algunos factores a tener en cuenta para entender estas cifras. El primero es que no todos los demandantes con relación laboral son fijos discontinuos, aunque es la categoría en la que se engloban. En setiembre de 2019, estos demandantes alcanzaban los 239.701, lo cual supone que el impacto ‘neto’ del cambio legal sería de 347.693 personas, un 145% más. El incremento respecto a septiembre de 2022 apenas llegaba al 26%.
El segundo es que los fijos discontinuos que se inscriben como demandantes mientras están inactivos no tienen por qué dar de baja la demanda cuando la empresa vuelve a llamarles, como ocurre con los parados, ya que no cambian de categoría estadística: se siguen considerando demandantes con relación laboral. Lo único es que si están cobrando una prestación deben notificarlo, ya que esta es incompatible con un salario.
En septiembre, solo 86.724 personas cobraron una prestación por desempleo por finalizar una actividad como fijos discontinuos (un 14,7% de los demandantes con relación laboral), aunque en el junto del año se han producido 251.138 altas iniciales (beneficiarios nuevos) y 302.543 reanudaciones. En cualquier caso, las bajas de demanda por no renovación han caido en mas de 50.000 (hasta las 183.175) respecto a hace un año. La cifra es también inferior respecto a las 212.000 registradas en 2019.
El tercer y último factor clave es la evolución de los demandantes ‘ocupados’: los 460.585 de septiembre suponen una caída del 13,7%. Puede explicarse por la salida de trabajadores de un ERTE (aunque en 2022 ya estaban en cifras mínimas) o porque se ha producido un ‘trasvase’ de fijos discontinuos hacia la categoría de demandantes con relación laboral. En cuyo caso contribuiría a explicar el misterio estadístico que rodea a estos ‘inactivos’ y por qué el Gobierno tiene tantos problemas para desglosar su cifra.