Pero la noticia del nuevo affaire del valenciano Batalla es de las que nadie puede entender. Que a estas alturas de la película con las innumerables discusiones que han generado los currículos de unos y otros un fulano no corrija los desaguisados cometidos hace años porque se crea intocable no tiene perdón de Dios.
Y claro está, en medio de la pelea política que nos caracteriza desde que el populismo en forma de sanchismo ha llegado a estas tierras no hay quien entienda que nada mas y nada menos que el alto comisionado de Pedro Sánchez para la reconstrucción tras la DANA y actual presidente del PSOE valenciano, Batalla, no se haya preocupado de arreglar las cosas para que no le pilase el toro.
Según se ha sabido, el título es de 1983 y la falsificación es tan burda que hay varios elementos que destacan:uno, el encabezamiento de «Su Majestad el Rey». Y otro, la firma inventada de la entonces Secretaria de Estado Carmen Virgili. Ni uno ni otro elemento concuerdan con las titulaciones de aquel entonces.
Ángel Batalla habría accedido a un puesto fijo en la Administración tras haber presentado titulación supuestamente falsa en Archivística y Biblioteconomía, según corrobora un informe de la Agencia Valenciana Antifraude. Es decir, que supuestamente presentó un título falso para obtener un puesto de funcionario de carrera en la Diputación de Valencia.
En primer lugar, los títulos de aquel entonces tenían como encabezamiento el siguiente texto: «Juan Carlos I, Rey de España». Sin embargo, en el de Ángel Batalla el encabezamiento es otro: «Su Majestad el Rey Don Juan Carlos I».
Por si eso fuera poco resulta que la firma de quien entonces ostentaba la Secretaría de Estado de Universidades e Investigación, que rubricaba esas titulaciones «Por el señor Ministro». Era Carmen Virgili. Pues bien, la firma que aparece bajo ese texto difiere de la de otros títulos. En estos últimos, se puede leer claramente el nombre de Carmen Virgili, mientras en el de Batalla nada tiene que ver con éstos. Es más una sucesión de trazos ilegibles.
Además, cuando Batalla presentó su título de diplomado en Archivística y Biblioteconomía, la titulación no existía con ese nombre. Y no apareció como tal hasta años después.
Obviamente, lo normal seria dimitir, Sin embargo, hasta el momento presente no se ha producido y eso si el Gobierno apoya al falsificador y es que de otra forma el desastre socialista en Valencia seria de tal calibre que incluso podría influir en próximas convocatorias electorales.