Uno de los últimos en corroborarlo es el informe que Comisiones Obreras (CCOO) ha publicado con motivo del Día Internacional de la Juventud que se celebró ayer, 12 de agosto, un documento en el que afirman que los jóvenes españoles cobran en 2025 un 20% menos de lo que ganaban sus padres con la misma edad.
Esta es tan solo una de las tantas conclusiones a las que llega este estudio, que son escalofriantes de principio a fin. Empezando por la primera: el 43% de las personas jóvenes reconoce haber trabajado sin contrato, quedándose sin protección legal frente a accidentes laborales y sin cotizar para su futura pensión, lo que les perjudicará gravemente en el futuro ya que, para la Seguridad Social, es como si no hubieran trabajado.
Esta mala praxis repercute directamente en el hecho de que España prácticamente duplique la tasa de paro juvenil de Europa (14,7%), porcentaje que en nuestro país se dispara hasta el 24% y nos sitúa solo por detrás de Estonia y Rumanía, según datos recopilados por Eurostat.
Si convertimos estos porcentajes a cifras reales significa que ahora mismo hay en torno a 445.000 jóvenes menores de 25 años desempleados en España, o lo que es lo mismo, que uno de cada cuatro jóvenes activos en el mercado laboral carecen de empleo. A esto se suma una pérdida de poder adquisitivo alarmante, todo porque «ganamos un 25% menos que la media nacional y un 20% de lo que cobraban nuestros padres y madres a nuestra edad», explica Pau García Orrit, secretaria confederal de Juventud de CCOO.
En lo que a vivienda se refiere, los datos tampoco mejoran. La tasa de emancipación ha caído a mínimos desde 2006, y no es de extrañar teniendo en cuenta que los precios son tan elevados que los jóvenes españoles que quieran independizarse en solitario tendrían que dedicar el 92% de sus ingresos a pagar el alquiler, una relación contractual insostenible a largo plazo. De hecho, si en su lugar optaran por comprarse una vivienda habrían de destinar el salario íntegro de 14 años para poder convertirse en propietarios. Es por esto que la mayoría de los que salen de casa de sus padres lo hacen para irse a vivir de alquiler, reduciéndose el número de personas que se independizan solas y aumentando las que comparten piso. «El acceso a un alquiler asequible se ha convertido en una odisea, y la emancipación es un horizonte cada vez más lejano. Comprar una vivienda es directamente imposible para la mayoría de la juventud», añade Orrit.
Actualmente la situación parece tan poco próspera que ser joven «ya no es una etapa en la que aprender o construir un proyecto de vida, sino sinónimo de inseguridad, precariedad y falta de expectativas», lamenta la secretaria confederal de Juventud de CCOO, que añade que «aunque en los últimos años se han producido avances significativos en el ámbito laboral juvenil la precariedad estructural sigue condicionando profundamente la vida de la juventud en España».
Para el sindicato, la solución está clara. Hay tareas urgentes y concretas que no pueden seguir aplazándose, como la reducción de la jornada laboral, aprobar «de una vez» el Estatuto del Becario «e intervenir el mercado de la vivienda».