A finales de junio se publicaba el PIB del primer trimestre de 2024 con un crecimiento de 1,4%, que comparaba con el último dato interanual de finales de diciembre situado en 3,4%. La otra gran referencia, los PMIs, mantenían la sólida evolución de los últimos meses en los que se han visto crecimientos consecutivos, y que además superaban las estimaciones del mercado. El PMI manufacturero ha pasado de los 50 puntos en abril a los 51,6 en junio, mientras que el PMI de servicios sigue demostrando una gran fortaleza al superar los 55 puntos.
En cuanto a datos de empleo, en porcentaje de tasa de paro siguen estando en niveles históricamente bajos, pero ya empieza a consolidarse cierto cambio de tendencia que venimos observando desde hace unos meses. Así, la tasa de desempleo subía hasta el 4,1% en junio, que además de ser el nivel más alto registrado desde noviembre de 2021, supone una subida del 0,7% desde los mínimos marcados en abril de 2023 en 3,4%.
Normalmente, este porcentaje de subida en el desempleo siempre ha coincidido con fases de recesión económica, aunque en este caso solo estamos viviendo una fase de desaceleración. También se publicaron las cifras de nóminas no agrícolas, que bajaron desde las 272.000 registradas en mayo hasta 206.000 en junio (cifra que estuvo por encima de lo esperado por el mercado), lo que supuso un incremento de la creación de empleo del 1,7% anual, nivel más bajo registrado desde marzo de 2021. Además, posteriormente se han revisado a la baja tanto los datos de abril como los de mayo (desde 165.000 hasta 108.000 y desde 272.000 a 218.000 respectivamente).
La inflación sigue siendo el indicador principal en el que se fijan las autoridades monetarias a la hora de tomar decisiones de tipos de interés. En este sentido, hace unas semanas conocimos el dato de gasto de consumo personal, medida más relevante para la Fed de cara a seguir la inflación, que ascendió a 2,6% en mayo (nivel más bajo desde marzo de 2021), y que sigue manteniendo una senda bajista prácticamente ininterrumpida desde entonces. Asimismo, el jueves pasado conocíamos el dato de IPC para Estados Unidos, en el que el índice general bajaba una décima más de lo esperado (3,0% vs 3,1% esperado), muy buen dato sobre todo comparado con el 3,3% registrado en mayo. A nivel subyacente bajaba una décima respecto al mes anterior, hasta el 3,3% (tal y como se esperaba). En Europa tendremos los datos de IPC mañana miércoles, y las previsiones apuntan a que la inflación en junio retrocedería una décima a nivel general, para situarse en el 2,5% mientras que la subyacente se mantendría sin cambios en el 2,9%.
En ambos lados del atlántico la tendencia es clara, con unos niveles de alza de precios cada vez más cercanos al objetivo del 2%. Aunque el presidente de la Reserva Federal Americana, Powell, fue claro en sus últimas declaraciones argumentando que la lucha contra la inflación no ha terminado, también admitió que la FED no tiene por qué esperar a que la inflación baje hasta el 2% para empezar a bajar tipos. Los mercados de renta fija reaccionaron tanto a estas declaraciones como a los posteriores datos de inflación (que como hemos comentado sorprendieron a la baja), con una caída importante en las rentabilidades de los bonos, anticipando una cada vez más esperada bajada de tipos de interés de un 0,25% en Estados Unidos a la vuelta de verano. En Europa, el BCE se había anticipado en su reunión de junio con una bajada de tipos de 25 puntos básicos y para la reunión del mes de julio prevista para esta semana, el mercado descuenta que no se producirán cambios. Lo más probable es que espere a que la FED realice su primera bajada de cara a seguir reduciendo la presión de la política monetaria en la zona euro, siempre y cuando los datos macro lo permitan (siguen mostrándose como “dato dependientes”).
Respecto a los mercados de renta variable, en el último mes hemos visto un comportamiento dispar entre las principales regiones. Estados Unidos ha liderado las subidas gracias al excelente comportamiento de las compañías de mega capitalización, y sigue marcando máximos históricos, mientras que el mercado japonés (también en máximos históricos), se ha mantenido también muy fuerte, siendo el mercado que mayores ganancias bursátiles ha registrado en lo que llevamos de año. Hay que matizar que, en las últimas sesiones, ante la expectativa de próximas bajadas de tipos en EE.UU., se ha visto cierta rotación de los gestores hacia valores de menor capitalización, que hasta el momento van con bastante retraso en cuanto a revalorización respecto a los grandes valores tecnológicos.
Por el contrario, Europa y China vieron como junio cerraba con caídas en sus bolsas, donde la incertidumbre política en la primera (especialmente en Francia) y la debilidad económica de la segunda, han lastrado claramente a sus principales índices.
Una semana más el comportamiento de los mercados de renta variable ha sido positivo en las principales plazas con alguna mínima excepción. Así el S&P 500 cerró en los 5.615,35 puntos lo que supone una subida del 0,86%, tras haber marcado un nuevo máximo histórico en los 5.655,56 puntos. Las dos últimas horas de la sesión del viernes fueron vendedoras, redujeron las ganancias semanales del S&P y llevaron a terreno negativo al Nasdaq 100 que cedía un 0,30% semanal. En Europa las subidas fueron mayores tras dos semanas claramente negativas frente a sus homólogos estadounidenses, el Euro Stoxx 50 se anotaba un +1,27% y el Ibex 35 un +2,06%.
En los mercados de renta fija la tendencia fue la misma, subidas de precio generalizadas que ayudaron a reducir los costes de la deuda a nivel general. La clave del movimiento fue un dato de inflación en Estados Unidos mejor de lo esperado. El Treasury a 10 años cerro en su primer nivel clave, +4,19%, es decir, 9 pbs menos que la semana anterior. El Bund fue el que menos redujo su rentabilidad que se quedó en el +2,5% (-3 puntos básicos) y el Bono recuperaba parte de lo perdido semanas atrás, -11 puntos básicos y una rentabilidad del 3,34%. Recordemos que esta semana hay reunión del BCE en la que no se esperan cambios en la política monetaria.
Por lo que respecta a las principales materias primas, nuevas subidas de los metales preciosos, el oro cerró en 2.421 $/oz, es decir, un 1% más alto, mientras que el Brent corrigió un -1,75% hasta los 85$/b. Los informes mensuales tanto de la OPEP+ como de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) no experimentaron cambios significativos. La OPEP redujo su producción en 125.000 barriles al día por Arabia Saudí y Rusia, pero siguen viendo un incremento de la demanda de 2,25 millones de barriles diarios en 2024 y de 1,85M/b/d en 2025 cuando se consumirán 106M/b/d. Para la AIE se producirá un aumento de la oferta de crudo en 2024 de 970.000 b/d y de 980.000 en 2025, año en el que la oferta global será de 105 M/b/d. Con la baja actividad económica en China y la desaceleración de EE.UU. lo que mantiene elevado el precio del del petróleo es la creciente tensión entre Israel y Hezbollah y loscontinuos ataques de los Hutíes a en el Mar Rojo por una parte y por otra al incremento de la demanda en verano por el aumento del tráfico aéreo y por carretera.
Esta semana las referencias macroeconómicas a seguir son las siguientes: i) China: el PIB conocido ayer se quedó en el 4,7% frente a la estimación del 5,1%, nuevos síntomas de la debilidad económica de la que no consigue salir la segunda economía mundial. Esta semana se produce la tercera reunión anual de los altos funcionarios del país, estaremos pendientes de los anuncios que puedan hacer, ii) Europa: reunión del BCE, producción industrial e IPC para el que se estima un dato del +2,5% sin cambios, al igual que la subyacente que será del +2,9% y, iii) EE.UU.: semana de bajo impacto macro donde destacamos los datos de ventas minoristas y la producción industrial, aunque lo que realmente atraerá la atención de los inversores serán los resultados empresariales, entre ellos los de los grandes bancos como Goldman Sachs, Morgan Stanley y Bank of America.