El documento que firma el hasta ahora jefe policial Eduard Sallent reconoce errores y explica que el dron con el que contaban no captó la imagen de la fuga porque se centró en el grupo de políticos con el que creían que caminaba el líder de Junts.
En el documento de 24 páginas, se recogen dos posibles escenarios. El primero: «El señor Puigdemont regresa a España con la intención de acceder al Parlament días antes a la celebración de la investidura»; el segundo: «El señor Puigdemont regresa a España con la intención de acceder al Parlament el mismo día de la investidura». No había más posibilidades sobre la mesa de la Policía autonómica, cuyo operativo fracasó.
Se ha especulado con la idea de que la cúpula de Mossos pudo haber pactado el arresto con el político independentista y que éste terminó engañando a Sallent para fugarse. El jefe policial en una rueda de prensa posterior a la huida negó tajantemente este extremo.
Había ocho agentes asignados a la zona del Passeig Lluís Companys, donde Puigdemont apareció para dar un fugaz discurso. Uno de ellos estaba situado al lado de la tarima y su visión fue determinante. Sobre las 8:56 de la mañana observó cómo el expresident accedió al interior del perímetro vallado «escoltado por un gran número de ciudadanos y políticos» para dar un pequeño discurso.
Este agente fue detectado por los asistentes como policía e increpado, pero pudo ver cómo sobre las 9:05 un grupo de tres personas se acercaron a la zona exterior del vallado, una vez Puigdemont ya se había escondido en la parte trasera del escenario, y manipularon las bridas que sujetaban las vallas. «Las cortaron de forma que se facilitó la posible entrada/salida», dice el informe.
El agente observó, «de forma clara y sin duda alguna», cómo el secretario general de Junts, Jordi Turull, se acercó con una gorra oscura de béisbol en la cabeza al interior del vallado y luego vio a Puigdemont con una gorra exactamente igual. El mosso intentó avisar a sus superiores, pero la emisora estaba colapsada y esto provocó la descoordinación posterior.
En el Centro de Coordinación, donde estaban los altos mandos supervisando el dispositivo, continuaron con toda la atención sobre la comitiva de políticos y autoridades que se estaban preparando para dirigirse al Parlament. El escrito enviado a Llarena dice que el hecho de que el líder independentista llegara acompañado por el president del Parlament, por los expresidentes de la Generalitat Artur Mas y Joaquim Torra y por la expresidenta del Parlament Laura Borrás, así como por varios diputados, «reforzaron el convencimiento de todos los policias sobre que las intenciones del señor Puigdemont serían acceder al debate de investidura».
Los Mossos quieren dejar claro que la aparición del expresident en el escenario para ofrecer un discurso antes de la investidura «ni se conocía, ni se había planteado» y que «las informaciones disponibles indicaban que el escenario y las pantallas se habían instalado con la finalidad de retransmitir en directo el debate de investidura».
Es por ello que el dron deja de grabar el vehículo blanco que a las 9:09 se ha estacionado al lado de las vallas (y que recogerá a Puigdemont para marcharse) para centrarse en las imágenes de los políticos y autoridades que se están desplazando hacia el Parlament descendiendo por el tronco central del paseo Lluís Companys. Ahí creían que iría Puigdemont. Los efectivos policiales no disponen de información de ese momento, a excepción del agente único de la Comisaría General de Información (CGINF) que observó visualmente la huida del líder independentista. Siguió el coche blanco a pie durante unos metros hasta que lo perdió de vista.
«Tan sólo el efectivo de la CGINF que observó visualmente esta acción era consciente de que el señor Puigdemont no se encontraba en la comitiva». A las 9:10 el dron vuelve a enfocar la zona del vallado y se comprueba que el vehículo blanco ya no se localiza allí.
Cuando se constató la fuga comenzaron las comunicaciones con otras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y se activó la ‘operación Jaula’ que paralizó Barcelona durante horas. El objetivo era detenerlo en su huida, pero ya no fue posible.
Jordi Turull es protagonista secundario del informe remitido al Supremo. Además de acompañar a Puigdemont en todo momento, tanto a la llegada como en el interior de la carpa una vez el expresident da su discurso, los Mossos revelan que entorpeció la posibilidad de revisar el Parlament días antes.
En la fase previa de preparación del operativo se requirió inspeccionar el interior del edificio, pero los responsables políticos no lo permitieron. Primero solicitaron la comunicación por escrito, posteriormente indicaron que la comunicación debería llegar directamente al president del Parlament y, finalmente, indicaron que «no se podían hacer las requisas porque no había personal adecuado». Este hecho para los Mossos reforzó la sospecha de que Puigdemont podía acceder previamente al debate que terminaría haciendo president al socialista Salvador Illa.
El informe de Sallent reitera: «El análisis razonable de los posibles escenarios en la planificación del dispositivo, en ningún caso se previó, teniendo en cuenta parámetros de razonabilidad y congruencia, que el retorno de Puigdemont sería meramente fugaz y no orientado a participar en el Pleno del Parlament».
Los Mossos explican que «todos los análisis» realizados en los días previos señalaban esta como la única posibilidad un retorno a «España. En el último informe de la Unidad Central de Análisis y Elaboración de Inteligencia Estratégica de la Comisaría General de Información se contemplaba como una amenaza el retorno y la detención de Puigdemont «en relación a la seguridad pública de Catalunya» y se recogía como única posibilidad de no arrestarlo el hecho de que decidiera no volver. «Los analistas no plantean el escenario de un retorno que no vaya asociado a una detención policial», asegura.