Y es que todo apunta a que, de cuentas claras, nada de nada, sino mas bien todo lo contrario. Entre otras cosas. Porque de los escasos datos que se facilitan de cómo están las finanzas del gobierno se desprenden alguno problema, ciertamente graves. Así se ha sabido que en los 6 primeros meses del año el gobierno se ha visto obligado a endeudarse en 66.000 millones de euros, de acuerdo con el Protocolo de Déficit Excesivo, llevando la deuda total a 1,569 billones y dejándola a 8.000 millones de lo prometido a Bruselas para todo el año.
Por si alguien no se acuerda, resulta que Montero presento unas cuentas, según las cuales los ingresos no financieros de la Administración Central, sumarían 189.005 millones de euros, divididos en los diferentes capítulos de ingresos que señala la Contabilidad Nacional. Hoy, pasados los primeros seis mésese del ejercicio resulta que, por ejemplo, de la partida correspondiente a ingresos por impuestos directos y cotizaciones sociales solo se han recaudado 29.016, o lo que es lo mismo un 33,6% menos que traducido en euros es que faltan un zurrón de ellos, y lo mismo pasa con otras partidas como tasas y otro ingresos o impuestos indirectos, por citar algunos.
Sin embargo, cundo se trata de vender resulta que Patrimonio se ha dado unas prisas locas y ha vendido por encima de lo presupuesto aligerando los problemas de caja.
Por su parte los del Tesoro han emitido deuda por valor de 106.912 millones y préstamos nuevos por 714 millones. Para hacer un balance aproximado habría que ver cuanto han amortizado de deuda y así podremos ver cuánto ha sido la deuda nueva que sabemos que tienen que sumar 66.000 millones de euros.
En definitiva, si Montero hubiese hecho bien su trabajo, la deuda en lugar de crecer 66.000 millones habría crecido 51.500 millones y las cifras, siendo escandalosas, serían otras.
El gran problema se producirá en pocas semanas. Si, si, en unas semanas el Gobierno tiene que enviar a Bruselas el informe en el que se cumplimenta la marcha de los compromisos financieros asumidos para cumplir con lo pactado y recibir fondos y eso, no va a ser posible, porque cuadrar los números va a ser no ya difícil, sino efectivamente imposible. Y todo ello con un gobierno en funciones , un vicepresidente economica pensando en cómo evitar que le salpique la mierda y así poder optar al BEI y una incompetente en lo que a cuadrar cifras se refiere.
Con estos mimbres va a ser muy difícil que Sánchez pueda salir airoso frente a sus compañeros en las reuniones de Bruselas.