Mientras que en estos mercados se han mantenido las subidas, +1,58% para el S&P 500 y +3,47% para el Nasdaq 100, que ya acumulan en el año un +13,8% y un +16,8% respectivamente, en Europa veíamos como los principales índices bursátiles corregían de manera significativa. Así, el Euro Stoxx 50 se dejaba un -4,20% en la semana y le acompañaba el Ibex 35 con una caída del -3,62%, siendo Italia y Francia los mercados peor parados.
La convocatoria de elecciones en Francia por el mal resultado electoral de Macron en los comicios europeos ha sido uno de los detonantes para las fuertes ventas, que podrían haber sido mayores si no es por el dinero que entró en el mercado a última hora de la sesión del viernes.
En cuanto a los activos de renta fija, los bonos estadounidenses y alemanes vieron reducida la rentabilidad de sus emisiones a 10 años en más de 20 puntos básicos, quedándose los retornos en el +4,22% y el +2,36% respectivamente. Por su parte, en España la corrección fue mucho menor y solo bajaba 6 pbs hasta el +3,34%. Francia también veía como la prima de riesgo de su bono a 10 años (exceso de rentabilidad que se paga sobre el bono de referencia en Europa, en este caso el alemán), se disparaba la semana pasada por encima de los 75 puntos básicos, niveles que no se veían desde hace 7 años, cuando precisamente Marine Le pen le disputó la presidencia del gobierno a Macron.
Por lo que respecta a los mercados alternativos, el oro cerró la semana con alzas superiores al +1%, recuperando parte del terreno perdido el viernes de la semana anterior, mientras que el Brent del Mar del Norte se anotaba una subida del +3,77%, desvaneciéndose así las fuertes caídas que provocaron el anuncio por parte de la OPEP del incremento de su producción a partir del mes de septiembre.
A nivel macro, hoy conoceremos el dato del IPC de mayo en Europa para el que se espera un ligero rebote desde el dato de abril hasta el +2,6%, frente al +2,4% anterior. Mañana miércoles será festivo en Estados Unidos lo que dejará a los mercados muy tranquilos, en fase de tregua. El jueves como cada semana, se publicará el dato de empleo semanal y el viernes se conocerá la referencia macro más importante de la semana cuando se publiquen los datos de los PMI europeos y estadounidenses, indicadores que darán pistas sobre la solidez de la tendencia económica global.
ANÁLISIS DE POLÍTICAS MONETARIAS
La FED confirma que los principales bancos centrales ya no implementan sus políticas monetarias de manera coordinada.
Los últimos datos de PIB publicados en Estados Unidos (caída trimestral desde el 3,4% al 1,3%) vuelven a poner encima de la mesa los fantasmas de una posible recesión – algo que siempre se ha dado cuando hemos tenido un periodo prolongado de restricción monetaria. Sin embargo, no parece que este sea el escenario central ya que todavía se mantienen muy sólidos tanto el mercado laboral, como los resultados empresariales y los indicadores de actividad económica. Por poner un ejemplo, el PMI manufacturero de mayo ascendía hasta los 51,3 puntos, mejorando en casi un punto y medio el dato anterior, y superando en cualquier caso los 50 puntos, que indican que nos encontraríamos en zona de expansión.
Los datos de empleo también parecen sólidos en general, aunque habría que tener en cuenta varios factores que podrían darnos alguna pista sobre la evolución futura de este indicador: i) la tasa de paro se mantiene cerca de mínimos históricos, pero durante el último año ha ido repuntando poco a poco desde el mínimo alcanzado en abril de 2023 en el 3,4%, hasta el último dato publicado en mayo en 4,0% (que ascendía una décima desde el 3,9% anterior); ii) existen discrepancias entre la encuesta “Payrolls”, donde los trabajadores con dos puestos de trabajo cuentan como dos personas empleadas, y la encuesta “Household”, donde cada empleado solo cuenta una vez aunque tenga más de un empleo. La diferencia entre la primera y la segunda encuesta es de 4 millones de trabajadores, (158,5 vs 154,5 millones), y además, la segunda muestra que en los últimos 6 meses habría 1 millón de parados más en Estados Unidos; iii) el número de personas con múltiples empleos en Estados Unidos sería de 8,4 millones, cifra que prácticamente iguala el máximo histórico; iv) la calidad del empleo también deja algunas dudas, ya que el número de empleos a tiempo completo cayó en 625.000 personas, mientras que los empleos a tiempo parcial aumentaron en 285.000, siendo esta la mayor caída del empleo a tiempo completo desde el mes diciembre.
Los niveles de inflación en EE.UU. sorprendían a la baja durante el mes de mayo, cayendo una décima a nivel general (de 3,4% a 3,3%), y dos décimas a nivel subyacente (de 3,6% a 3,4%). En este sentido nos parece relevante señalar que si excluimos del dato de IPC los precios de vivienda y alquileres (el llamado dato “supercore CPI”), la inflación estaría todavía cerca del 5%. En Europa por su parte, la inflación repuntaba dos décimas en mayo, de 2,4% a 2,6% a nivel general y de 2,7% a 2,9% a nivel subyacente. Parece que en general, tanto en Estados Unidos como en Europa, el componente servicios es el que está haciendo que la inflación se mantenga todavía relativamente lejos de los objetivos del 2% que se han marcado los bancos centrales.
Ante este panorama, los principales bancos centrales empiezan a mover ficha en cuanto a política monetaria, siendo el Banco de Canadá el primer banco que ha actuado dentro de los que conforman el denominado G7, con una bajada de 0,25% hasta el 4,75%. Posteriormente, y tras un periodo de casi cinco años sin reducir tipos, el Banco Central Europeo bajó 25 puntos básicos el tipo oficial hasta el 4,25%, confirmando que las políticas monetarias de los principales bancos centrales ya no actúan de manera coordinada (la FED por ejemplo sigue sin modificar su política). Este recorte del BCE se daba por hecho tras las comunicaciones de la autoridad monetaria en reuniones anteriores, sin embargo, su discurso se tornó algo más restrictivo de lo esperado. Lagarde anunció que este movimiento no supone una nueva fase continuada de bajadas de tipos, y que para que pueda producirse un nuevo movimiento de recorte, la senda de la inflación debería ir claramente a la baja. La realidad es que los últimos datos de inflación publicados en mayo han repuntado, con el sector servicios como claro responsable de estas subidas, y el propio BCE ha revisado al alza sus previsiones de inflación para 2024 y 2025 (2,5% en 2024, 2,2% en 2025), por lo que no se alcanzaría el objetivo del 2% hasta inicios de 2026.
La FED por su parte se reunía el pasado miércoles y decidía mantener los tipos de interés inalterados, a pesar de que el dato de inflación previo había sorprendido positivamente. En el discurso posterior, Powell anunció un cambio en las previsiones de bajadas de tipos para 2024 y 2025, retrasando una vez más el viraje hacia una política monetaria más laxa. La FED descuenta una única bajada para 2024, que podría llegar en septiembre si los datos de inflación siguen su tendencia actual a la baja, y prevé 4 bajadas adicionales para 2025. Se confirma una vez más que no existen muchos motivos para bajar tipos, teniendo en cuenta que la inflación sigue cayendo paulatinamente en un entorno macro que, aunque se ha ralentizado un tanto, sigue lejos del escenario de recesión.