“No es de recibo en un estado democrático. Es un escándalo”. Así ha valorado el secretario general de CC OO, Sordo, una de las principales conclusiones de un estudio presentado este lunes en la sede central de la organización: un 22% de los trabajadores cree que no puede afiliarse a un sindicato sin temor a represalias. Es decir, algo más de uno de cada cinco trabajadores augura problemas si ejerce un derecho reconocido en la Constitución. “Si fuera solo un 5% también me parecería muchísimo, pero es un 22%. Es una forma muy autoritaria de entender la gestión empresarial”.
La influencia de la negociación colectiva en el bienestar laboral, la precariedad laboral, el compromiso y el rendimiento en el trabajo, elaborado por la Fundación Primero de Mayo del sindicato.
El estudio analiza la percepción de los trabajadores sobre la negociación colectiva. En torno a la mitad considera que conduce a resultados positivos: el 47% cree que hace posible mejores salarios, el 52% mejores condiciones laborales, el 53% mejorar la seguridad y la salud en el trabajo, el 55% garantizar la igualdad de oportunidad entre sexos… En todas las variables mencionadas, salvo la referente a la igualdad, las mujeres tienen una opinión ligeramente mejor que la de los hombres respecto a la negociación colectiva.
Con todo, un 35% no considera que los sindicatos mantengan informados sobre la negociación colectiva a las plantillas, un porcentaje parecido (37%) al de aquellos que no creen que las organizaciones sindicales animen a los empleados a participar en el proceso. El estudio también aborda la percepción de los trabajadores sobre sus condiciones laborales. Un 28% asegura que su salario no le permite cubrir sus necesidades básicas, un 24% querría trabajar más horas o días, un 21% cree que su empresa le va a despedir en los próximos seis meses, la misma proporción que los que opinan que en su empresa no se respetan los derechos laborales. Además, un 32% dice aceptar condiciones a sabiendas de que no son legales o reglamentarias, tantos como los que se ven obligados a asumir jornadas “excesivamente largas”. En la misma línea, solo un 40% dice estar en disposición de controlar su hora de entrada o de salida.
Otras de las preguntas que han destacado los coordinadores del estudio es la referente a si las condiciones laborales son impuestas o no, si el empleado tiene capacidad de negociarlas. El 32% responde que no puede elegirlas. En estas cuestiones se observan diferencias importantes en función del perfil del encuestado: por ejemplo, los universitarios tienen más capacidad de negociación y advierten mayor respeto por sus derechos laborales y sindicales que los trabajadores con menor formación. Asimismo, los jóvenes se consideran más expuestos al incumplimiento de las normas y temen más castigos por afiliarse a un sindicato.
Por otro lado, según el estudio, un 52% de los encuestados cree que pueden expresas sus opiniones y emociones en su empresa; un 37% considera que su jefe y la empresa no se preocupan por el bienestar laboral de la plantilla, un 30% piensa negativamente del trabajo fuera de su horario laboral, a un 44% su trabajo le provoca irritabilidad, tristeza y nerviosismo y 55% se ha sentido agotado mental y emocionalmente en el trabajo.