Del total de víctimas, 85 se han producido en viviendas, sobre todo en el mes de diciembre, lo que le convierte a diciembre en el mes con mayor número de víctimas mortales desde 2014. El 55% de las víctimas mortales eran mayores de 65 años, 7 de cada 10 falleció por inhalación de humos y más de la mitad, durante las horas nocturnas. Andalucía, con 28 muertes, ha sido la región con mayor número de fallecidos en este periodo de tiempo. El siniestro más grave del invierno se cobró la vida de 10 personas en una residencia de mayores en Zaragoza el pasado 15 de noviembre de 2024. Son datos provisionales que han avanzado Fundación Mapfre y la Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos (APTB) durante la presentación del informe ‘112 Recomendaciones. Apuntes para un Libro Blanco de la Prevención de Incendios y sus Consecuencias’, “la mayor reflexión colectiva de los últimos años”, con un total de 112 propuestas para reducir el número de víctimas y las consecuencias de los incendios en España, especialmente en las viviendas, donde se producen 7 de cada 10 muertes por incendios en España.
Durante el encuentro, Monclús, director de Prevención y Seguridad Vial de Fundación Mapfre, ha destacado que “las víctimas mortales de incendios están repuntando como resultado del aumento de las personas que viven solas y de la demanda de electricidad en los hogares. No podemos resignarnos a que cada dos días muera una persona en España por un incendio o una explosión. La mayoría de los incendios son totalmente evitables porque conocemos el origen y cómo prevenirlo. Es preciso hacer mucho más y mejor”. En esta línea, también se ha referido García Touriñán, presidente de la APTB, quien ha señalado que “el informe pone sobre la mesa medidas concretas, que se corresponden con cada persona fallecida, familia destrozada y grave situación socioeconómica que dejan los fuegos para muchas personas que se quedan sin hogar o empleo”.
Los expertos subrayan que los nuevos estilos de vida tienen como resultado nuevos riesgos en el hogar. Llama la atención la proliferación de dispositivos electrónicos, que ha aumentado significativamente la demanda de energía en los hogares y que ha incrementado el riesgo de sobrecargas eléctricas y cortocircuitos, así como la utilización de estufas de leña y braseros, y materiales decorativos, como resinas, que incrementan el riesgo de propagación del fuego. También apunta a que desde hace años los balcones y terrazas de las casas incorporan cada vez más mobiliario, iluminación eléctrica, jardines y muebles, lo que aumenta la carga de fuego en las fachadas de los edificios y los riesgos que conlleva para la seguridad.
El informe incorpora una lista de 112 recomendaciones (que corresponde con el número telefónico de emergencia en Europa) en ámbitos como la seguridad frente a incendios en el hogar y en edificios de uso hospitalario y asistencial, entre otros, y en este sentido señala como “imprescindible” el hecho de impulsar una estrategia nacional de prevención de incendios y sus consecuencias que contemple la seguridad contra incendios como un derecho universal básico.
Los expertos hacen hincapié, por ejemplo, en impulsar la instalación de detectores de humos en las viviendas, que pueden reducir las víctimas hasta en un 55%; uso de rociadores en los edificios altos, que disminuyen hasta un 87% el número de víctimas y daños; y utilización de extintores, los elementos de protección contra incendios más conocidos y extendidos en España, pero que pocas personas saben utilizar. La investigación también hace referencia a la responsabilidad de las comunidades de vecinos, para que conozcan las características de los edificios en los que viven (vías de evacuación, tipo de fachada y materiales constructivos, entre otros), estén informados de las mejoras y actualizaciones necesarias o altamente recomendables, como las revisiones periódicas de las instalaciones eléctricas domésticas, y se aseguren de saber si cumplen con la normativa vigente de seguridad en caso de incendio. En esta línea, el documento hace referencia, además, a la necesidad de que las inspecciones técnicas (ITE) y los informes de evaluación de edificios (IEE) incluyan la realización de análisis periódicos en materia de protección pasiva de edificios y pone de manifiesto la importancia de impulsar la formación sobre prevención de incendios durante la etapa escolar.