Pero es que nunca en democracia, hasta ahora, todo el hacer legislativo de un ministerio ha acabado recurrido en el Tribunal Constitucional. La señora de Iglesias, sin quererlo ha roto moldes también en eso: la ley del aborto y la ley trans irán directas al TC una vez que se publiquen y entren en vigor, donde ya está recurrida la ley de garantía integral de la libertad sexual.
Y en este ambiente las cosas no parecen ir a mejor y además los socialistas, lejos de felicitar a su socia empiezan a estar un pelín hartos y se plantean dejar las buenas palabras y los intentos de negociación y contraatacar abriendo la negociación a terceros.
Ayer, ante los periodistas, la titular de Igualdad volvió a hacer un llamamiento a los socialistas para alcanzar un acuerdo, manteniendo el consentimiento como eje. «No me voy a levantar de la mesa», insistió. Y pidió a Sánchez que no se abrace al PP y Vox para volver al «Código Penal de la Manada», que aún hay tiempo.
Ello después de que este, de gira oficial por Austria, Croacia y Eslovenia instara a Unidas Podemos a hacer pública su propuesta de reforma.
Mientras, hoy mismo, Montero, considera que ha habido «tiempo suficiente» para que los socios del Gobierno de coalición –PSOE y Unidas Podemos– hubieran llegado a un acuerdo para reformar la polémica ley de garantía integral de la libertad sexual. Por ello, cree que ahora, tres meses después de empezar a plantear cambios en la norma por los efectos negativos, «hay que dar entrada a otros grupos políticos, que pueden tener otras ideas».
La ministra socialista entiende que «a lo mejor» entre todos pueden «posibilitar el consenso, dado que hasta la fecha entre las dos formaciones en solitario no ha sido posible».
Y claro, ahora hay que esperar la reacción de los morados que, con el orgullo con las que se lo gastan en estos temas puede ser de aúpa, aunque no llegara a la sangre al rio, porque necesitan seguir en el Gobierno, entre otras cosas para pagar la hipoteca del chalet de los Iglesias