Las autoridades a uno y otro lado del Atlántico han tomado medidas para mitigar los efectos y garantizar los depósitos, algo que, en cambio, no ha impedido que “el riesgo de crisis crediticia haya aumentado considerablemente”.
Así lo cree Wilson, director de inversiones y estratega jefe de renta variable estadounidense de Morgan Stanley, quien destaca que, si bien la garantía de depósitos no asegurados establecida por la Reserva Federal (Fed) y la FDIC contribuirá a aliviar nuevas retiradas masivas de depósitos, no impedirá que las ya estrictas normas de concesión de préstamos del sector bancario se endurezcan aún más. “Tampoco impedirá que aumente el coste de los depósitos, presionando así los márgenes netos de interés”, añade.
“Los mercados de bonos han mostrado volatilidad en torno a estos acontecimientos a medida que los participantes en el mercado se dan cuenta de las ramificaciones del endurecimiento del crédito”, explica Wilson. En este sentido, el analista de Morgan Stanley destaca que la curva de rendimientos “se ha empinado 60 puntos básicos en cuestión de días”, algo que no augura nada bueno. “Solo se ha visto unas pocas veces en la historia y suele ser la forma que tiene el mercado de bonos de decir que el riesgo de recesión es ahora más elevado. Una inversión de la curva suele indicar una recesión en un plazo de 12 meses, pero el riesgo real comienza cuando vuelve a empinarse desde el mínimo”, apunta.
A su vez, las cosas tampoco pintan mucho mejor en el Viejo Continente. “Mientras tanto, el Banco Central Europeo (BCE) decidió subir los tipos en 50 puntos básicos, a pesar de los problemas bancarios y la lentitud de la economía europea. La curva del ‘bund’ alemán no pareció estar de acuerdo con esa decisión y se empinó 50 puntos básicos, lo que indica un mayor riesgo de recesión, como en Estados Unidos”, agrega.
Sin embargo, surgen ciertas dudas en torno a este planteamiento. Si damos por bueno que el crecimiento se ralentizará como consecuencia del endurecimiento de las condiciones en el sistema bancario estadounidense y el mercado de bonos parece respaldar esta conclusión, ¿por qué el mercado de renta variable ha mantenido el tipo? “Creemos que tuvo que ver con la creciente opinión de que el rescate de los depositantes por parte de la Fed y la FDIC es una forma de relajación cuantitativa y proporciona un catalizador para que las acciones suban. Si bien el aumento de 300.000 millones de dólares en las reservas del balance de la Fed la semana pasada vuelve a licuar el sistema bancario, hace poco en términos de creación de nuevo dinero que pueda fluir en la economía o los mercados, al menos más allá de un breve período de, digamos, un día o unas pocas semanas”, explica Wilson.
En este sentido, Wilson recuerda que, durante la semana del 13 de marzo, la Fed prestó a los bancos unos 300.000 millones de dólares más que la semana anterior para mitigar los efectos de la crisis. La mitad era crédito primario a través de la ventanilla de descuento, “considerado a menudo como un préstamo temporal y es poco probable que se traduzca en una nueva creación de crédito para la economía”. Los otros 150.000 millones se articularon en forma de préstamo puente que la FDIC creó para los bancos en quiebra.
“Es poco probable que ninguna de estas reservas se transmita a la economía como lo hacen normalmente los depósitos bancarios. Por el contrario, creemos que es probable que la velocidad global del dinero en el sistema bancario caiga bruscamente y compense con creces cualquier aumento de las reservas, especialmente dada la naturaleza temporal de emergencia de estos fondos”, apunta el experto de Morgan Stanley.
En segundo lugar, añade el estratega de Morgan Stanley, el hecho de que la Reserva Federal preste, y no compre, también es importante. “Si un banco pide prestado a la Reserva Federal, está ampliando su propio balance, lo que hace que las ratios de apalancamiento sean más vinculantes. Cuando la Reserva Federal compra un valor directamente, el vendedor de ese valor tiene más espacio en su balance para una nueva expansión. Ese no es el caso en esta situación, en nuestra opinión”, apunta. Todos estos y otros factores, apunta Wilson, han provocado que la correlación entre acciones y bonos se haya invertido y ahora sea negativa. Es decir, ahora las acciones bajan cuando bajan los tipos y no al revés. En este sentido, cabe recordar que la última decisión de política monetaria de la Fed fue una subida de tipos de 25 puntos básicos, menor de lo esperada en los días previos al estallido de la crisis financiera.
De acuerdo con el experto de Morgan Stanley, la trayectoria de las acciones gira ahora en torno al crecimiento y ha aumentado la convicción de la firma neoyorquina de que las previsiones de beneficios son entre un 15% y un 20% demasiado elevadas. “Desde la perspectiva del mercado de renta variable, los acontecimientos de la semana pasada significan que la disponibilidad de crédito está disminuyendo para una amplia franja de la economía, lo que puede ser el catalizador que finalmente convenza a los participantes del mercado de que las valoraciones son demasiado elevadas. Hemos estado esperando pacientemente este reconocimiento porque con él llega la verdadera oportunidad de compra, para la que aún faltan varios meses”, concluye Wilson, que ha anticipado correctamente el movimiento del mercado desde finales de 2021.