La entidad estadounidense asegura que el fabricante de coches con sede en Ámsterdam lleva tiempo luchando «por manejar inventarios inflados» en los concesionarios. Esto significa que el margen del fabricante de coches de la marca Jeep y Fiat podría quedarse por debajo del objetivo de crecimiento del 10% estipulado para el segundo semestre. La nota positiva es que está menos expuesta que otras marcas a la debilidad de la demanda china, lo que no quita que sufra la amenaza de un «largo ciclo» de márgenes negativos ante unas expectativas para 2025 y 2026 que en opinión de la citada casa de análisis son «demasiado altas».
Las alarmas se han encendido después de que BMW advirtiera el pasado martes de una reducción de sus perspectivas para el conjunto de 2024 después de retirar varios modelos por un sistema de frenos defectuoso del proveedor Continental e interrumpir las entregas de hasta 1,5 millones de vehículos. En total, se han entregado a los clientes un total de 1,2 millones de coches que ahora están sujetos a la retirada, mientras que unos320.000 siguen en manos del fabricante, según ha destacado un portavoz de la marca.
En este sentido, el grupo alemán ha admitido que los beneficios serán mucho más bajos con un margen operativo que se reducirá hasta el 6% previsiblemente y suponen un revés para una empresa que ha tenido mejores resultados que algunos de sus rivales en materia de vehículos eléctricos. BMW se adelantó de Tesla y lideró el mercado de vehículos eléctricos de Europa por primera vez el pasado mes de julio.
El varapalo también afecta a Continental después de que en agosto abriera la puerta a la posibilidad de escindir su negocio de coches para transformarlo en una empresa independiente cotizada en bolsa tras registrar una facturación de 20.300 millones en el último año. La idea pasa por optimizar el potencial de crecimiento y el valor actual de la empresa, planes que ahora pueden verse truncados.
Pero no son los únicos afectados. Durante la presentación de resultados la firma alemana Volkswagen también avanzó la posibilidad de cerrar fábricas por primera vez en su historia, avivando la presión del motor de la industria alemana. El anuncio de los dos buques insignia germanos ha asestado un duro golpe para esta economía, que se tambalea desde que Rusia cortase el suministro de gas barato.
Una de las principales dificultades que afrontan los fabricantes de coches alemanes radica en su dificultad para realizar la transición hacia el eléctrico, además de los menores pedidos provenientes de Asia. En estas circunstancias, el mercado ha respondido con fuertes ventas sobre estos valores, llegando a experimentar retrocesos a doble dígito. Dentro del Dax -el índice de referencia del parqué alemán- la peor parte se la ha llevado Continental con un freno en lo que va de año del 31% que le llevan a encabezar los números rojos. En la misma línea BMW acumula un recorte desde el pasado enero de casi el 30%, mientras en Volkswagen (-20%) y Porsche (-16%) son algo menos acusados. Las previsiones a la baja tienen lugar en medio de la parálisis del PIB de la primera economía de la región lastrada, precisamente, por una industria que no levanta cabeza. Entre abril y junio, la actividad se contrajo un 0,1%, en la que ha sido su cuarta caída en los siete últimos trimestres y aviva los fantasmas de una recesión técnica, al tiempo que la incertidumbre política se erige como una amenaza para acometer las reformas necesarias que necesita el país para salir del estancamiento económico en el que está sumido.