Que la señora Peña pretenda que los españoles estemos ciegos yu sordos es una cosa loable dados los modos de gobernar de su jefe. Cosa distinta es que los españoles nos creamos sus patochadas e in congruencia cuando estamos viendo y oyendo las declaraciones de los protagonistas de estas elecciones que han dejado en la cuneta a unos pocos y han aupado a las nubes a otros. Pero de ahí a que no tengamos que creer a pìes juntillas eso de que el «ganador» de las elecciones catalanas es Salvador Illa y que es el «único con opciones reales» para ser presidente, tras ahondar en que «el Gobierno de Cataluña se decidirá en Cataluña, ni en Madrid ni en ningún otro sitio” hay un abismo imposible de saltar si se tienen las pocas ideas que hay que tener claras.
Otra cosa es que en medio de la euforia de los análisis postelectorales se digan cosas como que «no hay ninguna duda» de la continuidad del Gobierno central que preside Pedro Sánchez porque las urnas han «revalidado» su política en relación con Cataluña y él «tenía razón» en su «política de distensión».
Lo mas curiosos del caso de esta extraña portavoz es que si n venior a cuento siempre que habla aprovecha para decir los mensajes que le colocan y entre ellos siempre hay una descalificación contra los populares que en esta ocasión se concretó en asegurar que «el ciclo electoral de 2024 no va bien» para los populares y ahora vienen los comicios europeos donde se ratificará, dijo, que «no tienen un proyecto para España» sino que solo tiene «un proyecto contra el PSOE».
Si las ausencias por agotamiento y los lios de la señora son un proyecto político que venga don Pablo Iglesias, el de verdad, y lo vea, porque de lo contrario lo suyo es pensar que estamos ante una nueva maniobra sanchista en la que primero dirán todo tipo de cosas y luego harán lo que les ordene don Pedro, que para eso es el que manda. Y punto, como en la Fiscalía