Pero eso es ya historia, Hoy puede llegar a ser ministro cualquiera y ese mismo hecho hace que el nombrado no sea consciente de lo que el cargo representa, además de ser incapaz de percibir lo que socialmente supone privilegios, pero también de limitaciones, porque el hecho de representar a la nación en si misma conlleva renuncias a muchas cosas.
Quizá por ello hoy parezca normal ver a ministros y/o ministras haciendo aspavientos en todo tipo de mítines o entrevistas como si su persona no ocupase el cargo para el que ha sido nombrada y ella misma ha jurado delante del rey y del notario del reino. Pero el colmo de este increíble desajuste lo ha llevado a cabo este fin de semana una ministra que mas que eso parece ser una “verdulera”, con perdón de estas maravillosas señoras y es que la tal ministra de Sanidad, doña Mónica García, parece haber olvidado el cargo que ostenta y lo que ello conlleva. Este domingo, la política de Más Madrid ha encabezado una manifestación en la capital en contra de las políticas sanitarias de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Díaz Ayuso.
García, además de apartarse de la neutralidad institucional propia de su cargo, sorprende al manifestarse por la mejora de la Sanidad cuando ella, desde su posición, puede implementar políticas y herramientas para que ello ocurra.
Porque la pregunta que tras su asistencia a la manifestación que cabe hacerse, es ¿para qué quiere ser ministra?
Porque visto lo visto, lo que se dice trabajar para que los españoles estemos mas sanos no es lo suyo. Lo que le gusta y quizá en algún momento pueda llegara valer, es como alborotadora callejera de tres al cuarto. El problema es que el salario de alborotadora es un pelín bajo y esta señora debe de tener muchos gastos familiares y necesita llevar a casa una buena nomina.