Pero lo que si es cierto es que arranca un mes, preludio navideño, que anuncia el fin de año y lo que no se haya hecho de aquí a la Inmaculada quedara para el año que vienen es decir, entramos en un periodo acelerado en el que acontecimientos que pueden afectar al desarrollo de la vida política actual se sucederán como en una película a máxima velocidad.
La semana empieza ya con buen ritmo con el inicio del juicio al fiscal general y el encargo a la Audiencia Nacional de estudiar la posible financiación irregular del partido del Gobierno, que cerrara el caso Leire los lios judiciales sanchistas y que dará paso a la politica mas dura y real con el inicio de la precampaña extremeña que marca nada mas y nada menos que la prolongación de la vida de la nuclear de Almaraz y el plan de salida de Mazón y todo ello en las primeras cuarenta y ocho horas de la semana.
Y es que el ritmo de estas cinco seis semanas que nos quedan de actividad plena van a ser una locura con un cierre de fin de año que anunciara, con toda probabilidad elecciones varias, dará a conocer nuevos escándalos sanchitas con mas ministros implicados en trapicheos de dineros y en operaciones empresariales de distinta índole y calado en sectores como las telecomunicaciones, la defensa o la banca, porque de todo hay y antes de que se pierda el timón hay que cerrar todo lo que se pueda.
Y a todo esto sin presupuestos y sin poder fijar una política concreta por la falta total de apoyo parlamentario, al que hemos llegado por esa obsesión de mentir y mentir con tal de mantener el sillón del jefe del clan que le ha llevado a terminar si poder decir mas que eso de “no sabia, lo desconocía, no estaba enterado” para no incurrir en un delito y terminar antes de lo deseado ante un tribunal.
Ante esta enrome bola que se nos avecina habría que calcular el deterioro, el daño que las estructuras e instituciones sufrirán, pero eso resulta realmente imposible.
