No obstante, la economía española seguirá creciendo este año más del doble que la de la eurozona. Como explica la OCDE en su último informe, el crecimiento del PIB «se mantendrá robusto, pero se moderará gradualmente». Estará impulsado por la demanda interna, respaldada por un mercado laboral sólido, el aumento de los ingresos reales y un elevado ahorro de los hogares.
Y esto, teniendo en cuenta que los riesgos para el crecimiento económico se inclinan a la baja, incluyendo la escalada de las tensiones geopolíticas y comerciales, nuevos aumentos arancelarios a las exportaciones de la Unión Europea (UE), una mayor incertidumbre y un endurecimiento de las condiciones financieras mundiales, destaca la organización.
Estiman que los desembolsos de los fondos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) y la reducción de los tipos de interés impulsarán la inversión, «aunque los retrasos en la ejecución y las condiciones financieras globales más restrictivas podrían limitar la recuperación». Además, prevén una desaceleración del crecimiento de las exportaciones debido a la débil demanda de los principales socios comerciales y al reciente arancel efectivo del 10% impuesto por EEUU sobre los productos de la UE y a los tipos específicos del sector que llegan al 25% sobre los automóviles y el acero. «Si bien España es menos activa en estos sectores que otros países de la UE, las exportaciones de maquinaria y productos agroalimentarios aún podrían verse afectadas», dicen.
Sobre los precios, calculan que la inflación general alcanzará el 1,9% en 2026, impulsada por la bajada de los precios de los alimentos y la energía y la limitación de las presiones salariales. «Los riesgos a la baja siguen siendo elevados, en particular debido a la escalada de las tensiones geopolíticas y comerciales, que podrían frenar aún más la demanda externa, aumentar la incertidumbre y retrasar las inversiones vinculadas al RTPR».
En cuanto al déficit fiscal, la OCDE prevé que se reduzca al 2,8% del PIB en 2025 y al 2,3% en 2026, desde el 3,2% en 2024, «impulsado por un sólido crecimiento económico» y «gracias a una leve consolidación fiscal».
Como indican, «la consolidación se sustenta en mayores ingresos provenientes de una sólida creación de empleo y medidas tributarias anunciadas previamente. Las disminuciones del gasto reflejan la eliminación gradual de las medidas de apoyo relacionadas con la energía y la DANA. Las proyecciones también incorporan un aumento gradual del gasto en defensa en 2025 y 2026 e iniciativas gubernamentales para ayudar a los sectores afectados por tensiones comerciales, que ascienden a 14.000 millones de euros (0,9% del PIB), con la mayor parte del apoyo canalizado a través de esquemas de garantía y préstamos».
A pesar de la rebaja de la previsión del crecimiento, España continuará a la cabeza de las principales economías de la zona euro, puesto que la OCDE vaticina que, en 2025, el PIB de Alemania avanzará un 0,4% y el de Francia e Italia un 0,6%. De cara a 2026, el crecimiento será del 1,2% para Alemania, del 0,9% para Francia y del 0,7% para Italia. Para la eurozona, la organización calcula que el crecimiento económico se situará en el 1% en 2025 y en el 1,2% en 2026, en línea con sus anteriores proyecciones. La eurozona consiguió tener en el primer trimestre un crecimiento económico superior, pero, de cara al segundo trimestre, la previsión es que ese avance se desacelere ante la incertidumbre sobre los aranceles. Entre las principales economías, «España seguirá siendo el país más dinámico de los cuatro grandes países de la zona euro»